«No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.» Filipenses 4:11 (RVR1960)
Escasez (ὑστέρησις – husterēsis): La palabra griega «husterēsis» se refiere a la falta o necesidad. En el contexto de la mayordomía financiera, reconoce que, como siervos de nuestro Señor Jesucristo, puede haber momentos de necesidad económica. Sin embargo, nuestra confianza no debe estar en las riquezas, sino en Aquel que provee para todas nuestras necesidades.
Como administradores de los bienes del Señor, sabemos que Él es la fuente de todas las riquezas, y podemos confiar en Su provisión incluso en tiempos de escasez. Proverbios 30:8-9 nos enseña a pedir a Dios que nos dé lo necesario, evitando tanto la pobreza que nos lleve a robar como la riqueza que nos haga olvidarlo.
Aprendido (μανθάνω – manthanō): «Manthanō» significa aprender o adquirir conocimiento a través de la experiencia. Como administradores de las bendiciones del Señor, debemos aprender a manejar los recursos con sabiduría y discernimiento.
Nuestro Señor Jesucristo nos enseña a ser buenos mayordomos, adquiriendo conocimiento a través de Su Palabra y la experiencia de caminar con Él. Proverbios 1:5 nos recuerda que el sabio escucha y aumenta su saber, lo que subraya la importancia de aprender continuamente cómo manejar las finanzas de manera que honre a Dios.
Contentarme (αὐτάρκης – autarkēs): La palabra «autarkēs» se traduce como contento o satisfecho. Como ministros del Señor, estamos llamados a encontrar satisfacción y plenitud en Cristo, independientemente de nuestras circunstancias financieras.
La verdadera riqueza no se mide por posesiones materiales, sino por nuestra relación con nuestro Señor Jesucristo. En 1ª Timoteo 6:6, se nos dice que la piedad acompañada de contentamiento es gran ganancia, recordándonos que debemos estar satisfechos con lo que el Señor nos ha provisto.
Situación (πράγμα – pragma): «Pragma» se refiere a una circunstancia o asunto. Como esclavos de Cristo, debemos ser conscientes de que nuestras circunstancias pueden cambiar, pero nuestra confianza en la soberanía del Señor permanece constante.
Al administrar los recursos del Señor, sabemos que Él tiene un propósito en cada situación que enfrentamos. Romanos 8:28 nos asegura que todas las cosas trabajan juntas para el bien de aquellos que aman a Dios, lo que nos da confianza al enfrentar cualquier situación financiera.
Consideremos a un individuo que, enfrentando la pérdida de su empleo, decide poner en práctica el principio de contentamiento. En lugar de preocuparse, busca primero el reino de Dios, confía en Su provisión, y se enfoca en administrar sabiamente los recursos que tiene. Este enfoque le permite no solo cubrir sus necesidades básicas, sino también encontrar nuevas oportunidades para servir a su comunidad y compartir el amor de Cristo.
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Estos principios bíblicos nos guían a manejar nuestras finanzas de manera que honre a Dios, reconociendo que somos siervos, administradores, mayordomos, ministros, y esclavos de nuestro Señor Jesucristo.
Al aprender a contentarnos y confiar en Su provisión en cualquier situación, podemos enfrentar los desafíos financieros con paz y confianza.
Aplicar estos principios en nuestra vida diaria nos permite administrar los bienes del Señor con sabiduría y gratitud, reflejando Su amor y fidelidad al mundo que nos rodea.
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