La Piedad como Fuente de Ganancia; 1ª Timoteo 6:5

por

en

“Disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.” 1ª Timoteo 6:5 (RVR1960)

Este versículo nos muestra la corrupción del entendimiento cuando el pecado desfigura el propósito de la piedad. Algunos buscan utilizar las cosas santas de Dios, como la devoción y el servicio, para obtener ganancias materiales. 

La exégesis de este texto revela que Pablo exhorta a Timoteo a apartarse de aquellos que tergiversan la verdad con intenciones egoístas, recordándonos que la piedad no es un medio para enriquecernos, sino una expresión de nuestra dependencia total del Señor Jesucristo.

En el idioma griego, la palabra clave “piedad” (εὐσέβεια, eusebeia) significa reverencia o devoción hacia Dios. Este término nos recuerda que, como siervos de Cristo, nuestras acciones deben reflejar la adoración y obediencia al Señor, no el deseo de obtener riquezas terrenales. 

La palabra “ganancia” (πορισμός, porismos), por otro lado, indica beneficio o lucro, lo cual se convierte en un objetivo equivocado cuando no entendemos que las riquezas pertenecen al Señor y somos meros administradores de ellas. Este principio se alinea con Proverbios 28:20, que dice: “El hombre fiel recibirá muchas bendiciones, pero el que se apresura a enriquecerse no será sin culpa.

Como mayordomos del Señor, debemos recordar que todo lo que poseemos nos ha sido encargado por Cristo Jesús para administrarlo conforme a Su voluntad. Esto significa que nuestras finanzas, como todo lo demás en nuestras vidas, deben ser manejadas con integridad, contentamiento y generosidad. 

Nuestro Señor es la fuente de toda riqueza, tanto espiritual como material, y nos llama a usar lo que Él nos ha confiado para Su gloria y el bienestar de otros.

Un ejemplo práctico de este principio sería considerar nuestras motivaciones al trabajar o invertir. Si alguien ve el éxito financiero como un medio para obtener reconocimiento personal o acumular bienes sin propósito eterno, ha caído en la misma trampa que Pablo denuncia aquí. 

Por el contrario, un siervo fiel de Cristo debe trabajar con diligencia, confiando en que el Señor proveerá según Sus propósitos y utilizando los recursos para avanzar en Su reino. Por ejemplo, un creyente que recibe un aumento en su trabajo podría decidir apartar una porción para apoyar ministerios o ayudar a los necesitados, en lugar de gastarlo exclusivamente en placeres personales.

También le interesaría:

En resumen, el principio bíblico de este pasaje nos llama a someter nuestros pensamientos y decisiones financieras a la voluntad de Dios, evitando toda forma de avaricia o motivación egoísta. 

Reconocemos que somos ministros de lo que el Señor nos confía, y que cada decisión debe reflejar nuestro compromiso con Cristo. 

Al administrar las finanzas conforme a la Palabra de Dios, mostramos que no buscamos ganancias terrenales, sino tesoros eternos en la presencia de nuestro Salvador.

Comparte en tus redes


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *