#sabíasqué La predestinación es una doctrina central en la teología reformada que aborda cómo Dios, desde la eternidad, ha determinado el destino eterno de cada individuo.
Según el teólogo puritano William Perkins (1558-1602), la predestinación se compone de dos partes fundamentales:
Decreto de Elección: Es el acto soberano de Dios por el cual, según su voluntad y para la alabanza de su gracia, selecciona a ciertos individuos para la salvación eterna. Esta elección es incondicional, es decir, no se basa en méritos, obras o decisiones humanas, sino únicamente en el beneplácito divino. Perkins enfatiza que la elección tiene como fin último la gloria de Dios y que Cristo es central en este propósito, actuando como mediador para los elegidos.
Decreto de Reprobación: Es el acto mediante el cual Dios decide, también desde la eternidad y de manera soberana, no otorgar la gracia salvadora a ciertos individuos, permitiéndoles permanecer en su estado de pecado y, finalmente, enfrentarse a la condenación eterna. Este decreto no implica que Dios sea el autor del pecado, sino que, en su justicia, decide pasar por alto a algunos, dejando que sigan el curso de su naturaleza caída.
Perkins sostiene que ambos decretos, aunque distintos, forman parte del plan eterno de Dios y sirven para manifestar su gloria: la elección destaca la gracia y misericordia divinas, mientras que la reprobación resalta su justicia y santidad. Es importante señalar que, para Perkins, estos decretos son anteriores, en el orden lógico, a la creación y a la caída del hombre, una posición teológica conocida como supralapsarianismo.
Esta perspectiva sostiene que Dios primero decretó la salvación o condenación de las personas y luego decretó la creación y la caída, todo con el propósito de cumplir su voluntad soberana.
En resumen, según William Perkins, la predestinación abarca tanto la elección de algunos para la vida eterna como la reprobación de otros para la condenación, ambos decretos emanando de la voluntad soberana de Dios y orientados hacia la manifestación de su gloria.
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