En los Evangelios, encontramos un momento crucial en el ministerio de Jesús cuando, en la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?» (Mateo 16:13). Esta pregunta no solo buscaba una respuesta correcta sobre su identidad, sino que revelaba un deseo profundo de Jesús de entender cómo su mensaje estaba siendo recibido y comprendido por las personas.
Los discípulos respondieron que algunos creían que era Juan el Bautista, otros Elías, Jeremías o alguno de los profetas. Luego, Jesús dirigió la pregunta directamente a ellos: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Mateo 16:15). Pedro, en representación de los discípulos, respondió: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente» (Mateo 16:16).
Sin embargo, al enfocarnos solo en la respuesta de Pedro, podemos pasar por alto la intención inicial de Jesús al hacer la pregunta. Jesús no solo buscaba confirmar su identidad, sino que también quería evaluar si su mensaje estaba siendo entregado y entendido correctamente.
Esa perspectiva nos invita a reflexionar sobre nuestra propia comunicación y ministerio.
Jesús deseaba conocer la opinión de las personas sobre su mensaje, demostrando humildad y apertura a recibir retroalimentación.
Esto nos enseña que, como líderes y comunicadores, no debemos asumir que estamos haciendo todo bien y culpar a los demás si no entienden nuestro mensaje.
Es nuestra responsabilidad asegurarnos de que estamos transmitiendo el mensaje de manera clara y efectiva.
Lamentablemente, en muchas congregaciones, algunos líderes no permiten sugerencias ni críticas, ya sean positivas o negativas. Este enfoque cerrado contrasta con el ejemplo de Jesús, quien valoraba conocer la opinión de las personas para mejorar su misión.
Aprendamos de Jesús a ser humildes y abiertos a la retroalimentación. Solo así podemos asegurarnos de que nuestro mensaje sea comprendido correctamente y cumpla con su propósito.
Al igual que Jesús, preguntémonos regularmente si estamos entregando bien el mensaje y estemos dispuestos a escuchar las opiniones de los demás para crecer y mejorar en nuestro ministerio.
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