Mercaderes de la Fe

Jesús expulsó a los mercaderes del templo en dos ocasiones distintas, según se registra en los Evangelios, eventos que se ven como manifestaciones de su autoridad y su celo por la santidad de la casa de Dios.

Primera ocasión: “Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado. Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume.” (Juan 2:13-17)

Segunda ocasión: “Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.” (Mateo 21:12-13)

Marcos 11:15-17 y Lucas 19:45-46 relatan sucesos similares.

Estos actos de Jesús no solo subrayan su rechazo a la comercialización de la práctica religiosa y la corrupción asociada con ella, sino que también señalan su autoridad sobre las prácticas y el espacio dedicado a una verdadera adoración centrada solo en Dios.

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