Los lobos del “evangelio” de la prosperidad encuentran terreno fértil para su crecimiento monetario en ambientes donde prevalece la falta de conocimiento bíblico entre los miembros de las congregaciones locales.
En nuestra comprensión y enseñanza, acorde con las doctrinas de la gracia soberana, reconocemos la importancia vital del conocimiento bíblico profundo y la discernimiento en la vida del creyente.
La proliferación de enseñanzas como el “evangelio” de la prosperidad es, en efecto, un síntoma preocupante de un analfabetismo bíblico dentro de algunas congregaciones.
Este falso evangelio tergiversa las promesas de Dios, enfocándose en la ganancia material y el éxito personal como indicativos de la bendición divina, lo que contrasta profundamente con la enseñanza bíblica sobre el sufrimiento, la persecución y la renuncia personal por el reino de Dios.
Jesús advirtió claramente sobre los falsos profetas que vendrían vestidos de ovejas, pero por dentro serían lobos rapaces (Mateo 7:15). Esta advertencia se extiende a aquellos que predican un evangelio distorsionado, que apela a los deseos carnales más que al compromiso genuino con Cristo y al seguimiento de sus enseñanzas.
El apóstol Pablo también advirtió a la iglesia en Gálatas 1:6-9 sobre la seriedad de apartarse del Evangelio de Cristo hacia otro evangelio, que en realidad no es evangelio.
La prosperidad de tales enseñanzas erróneas subraya la necesidad imperativa de una educación bíblica sólida y un compromiso con la sana doctrina dentro de la iglesia.
Es fundamental que las congregaciones sean equipadas para discernir la verdad de la Escritura, comprendiendo que la verdadera prosperidad se encuentra en la relación con Cristo, el crecimiento en santidad y la vida eterna, más que en las riquezas temporales.
Para contrarrestar el analfabetismo bíblico y proteger a las congregaciones de tales enseñanzas distorsionadas, es esencial fomentar un estudio diligente de la Palabra de Dios, promover una comprensión profunda de la teología bíblica, y enseñar a los miembros a “examinarlo todo; retener lo bueno” (1ª Tesalonicenses 5:21).
En la medida en que los creyentes se arraiguen en la verdad de la Escritura y en la rica herencia de la fe bíblica, estarán mejor equipados para discernir y rechazar las falsas enseñanzas que se alejan del evangelio de Jesucristo.
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