Nuestros Pies no Resbalarán, Salmos 18:36

«Ensanchaste mis pasos debajo de mí, y mis pies no han resbalado.» – Salmos 18:36

La mayordomía financiera, desde una perspectiva bíblica, comienza con el reconocimiento de que nuestro Señor Jesucristo es la fuente de todas las riquezas y que nosotros, como sus siervos, somos llamados a administrar lo que Él nos ha confiado.

El versículo en Salmos 18:36 resalta cómo Dios ensancha nuestros pasos, brindándonos seguridad y dirección en el camino de la vida.

Analizando las palabras clave del versículo, encontramos que «ensanchaste» (en hebreo: רָחַב, rachab) implica expansión y libertad. Esto se traduce en la vida financiera como la provisión y el crecimiento que Dios permite en nuestras vidas, cuando gestionamos sus recursos con fidelidad.

«Pasos» (en hebreo: מִצְעָד, mitzad) simboliza nuestras acciones y decisiones, lo cual nos recuerda que cada decisión financiera debe ser tomada con sabiduría y en alineación con los principios divinos.

El término «pies» (en hebreo: רֶגֶל, regel) representa nuestro caminar diario y la constancia en seguir la voluntad de Dios.

Finalmente, «resbalado» (en hebreo: מָעַד, ma’ad) indica una falta de estabilidad que Dios evita al proporcionarnos una base sólida. Como administradores de sus bienes, debemos estar firmemente arraigados en los principios bíblicos, asegurándonos de que nuestras decisiones financieras estén guiadas por la sabiduría divina.

Proverbios 3:9-10 apoya ese principio, afirmando: «Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto«; pasaje que nos recuerda la importancia de honrar a Dios con lo primero y lo mejor de lo que hemos recibido de Él.

Un ejemplo práctico de este principio es establecer un presupuesto que refleje nuestras prioridades como ministros de los recursos de Dios. Esto significa apartar intencionalmente una porción de nuestros ingresos para el ahorro, la generosidad, y el gasto prudente, asegurándonos de que nuestras finanzas reflejen nuestra fe en el Señor Jesucristo.

Al establecer un presupuesto, permitimos que Él «ensanche» nuestros pasos financieros, proporcionándonos la guía ara usar sus recursos de manera efectiva y en su servicio.

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En conclusión, la mayordomía financiera basada en principios bíblicos nos llama a reconocer que las riquezas y recursos son del Señor y no nuestros. Al aplicar estos principios en la vida diaria, podemos manejar las finanzas de una manera que honre a Dios, asegurándonos de que nuestras decisiones financieras reflejen Su sabiduría y propósito para nuestras vidas.

Como siervos de Cristo, somos responsables de usar todo lo que Él nos ha dado para su gloria y para el avance de su reino.

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