Bajo la ley mosaica, el Diezmo servía como una forma de sustento para los Levitas, quienes no recibían una herencia territorial como las otras tribus de Israel, funcionaban como un sistema de apoyo económico para aquellos que servían en el Tabernáculo y más tarde en el Templo, enfatizando que los Levitas dependían de estos Diezmos porque no poseían tierras que cultivar.
De acuerdo con Números 18:20-24, los Levitas no recibieron tierras en la herencia de Israel, y en su lugar, recibían los Diezmos de los israelitas como su herencia.
Eso implicaba que el sustento de los Levitas dependía completamente de los Diezmos que las otras tribus entregaban. En esencia, el diezmo era el método provisto por Dios para asegurar que los que servían en el ministerio del Tabernáculo y luego del Templo tuvieran sus necesidades básicas cubiertas.
Este sistema no solo compensaba a los Levitas por no tener tierras, sino que también representaba una carga económica para el pueblo de Israel, que tenía que asegurar un décimo de sus ingresos o producciones para sostener a la clase sacerdotal y levítica.
Esta dinámica establecía un sistema de dependencia donde los Levitas dependían de la fidelidad y obediencia de las otras tribus en la entrega de los diezmos.
Esta práctica estaba arraigada en la Ley Mosaica y formaba parte integral de la economía de la nación de Israel, tenía además el objetivo de mantener el orden religioso y social, asegurando que aquellos dedicados al servicio religioso pudieran realizar sus funciones sin preocupaciones económicas que los distrajeran o les impidieran cumplir con sus responsabilidades espirituales.
Finalmente, el capítulo critica la aplicación contemporánea de esta práctica, sugiriendo que la imposición del Diezmo en las Iglesia no tiene la misma base bíblica o necesidad económica que tenía bajo la Ley Mosaica, insistir en tal posición es a través de una “espiritualización”forzada del texto.
En el contexto del nuevo pacto, donde el modelo de sacerdocio ha cambiado y todos nosotros los renacidos somos considerados sacerdotes, la práctica del Diezmo como obligación fija no debe ser enseñada como mandamiento.
Es un desafío a la percepción tradicional de los Diezmos pagados íntegramente con dineros, instando a una reevaluación de esta práctica en el contexto de la enseñanza cristiana moderna y su relevancia o aplicabilidad en la era del nuevo pacto en Cristo.
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