Posts de Mayordomía Financiera

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-La autosuficiencia se opone a la correcta gestión financiera; la clave está en depositar nuestra confianza en el Señor Jesús.

-La obediencia a los principios bíblicos del Señor, por mínima que sea, tiene un valor infinitamente superior al de poseer en desobediencia todos los tesoros del mundo.

-Dado que Dios es un ser de orden, es lógico que nos guíe a entender las Escrituras de manera sistemática y ordenada, evitando interpretaciones personales que se desvíen de una correcta exégesis y hermenéutica.

-De la misma manera que un hombre natural piensa que por su propio esfuerzo puede evadir la prisión del infierno, así un cristiano cree erróneamente que se liberará del sobreendeudamiento con sus propias capacidades, y no conforme a los principios bíblicos sobre la gestión del dinero.

-Alcanzar un estado de suficiencia y contentamiento significa llegar a un punto en el que no se necesite más dinero porque todas las necesidades y deseos están satisfechos, eliminando la constante búsqueda de más recursos financieros. La verdadera riqueza, a diferencia del mero dinero, subraya el valor de la satisfacción y la autosuficiencia, por encima de la acumulación incesante de más efectivo.

-Instrúyase a una persona en la importancia del diezmo, y procederá a cumplirlo; indíquele después que no es necesario diezmar, y cesará en esta práctica. Notamos que, en ambas situaciones, no hubo un esfuerzo por verificar lo enseñado, tal como lo hicieron los bereanos.

-Si pretendemos instruir a un niño o a nuestros hijos sobre los principios bíblicos relacionados con el manejo del dinero, es crucial que nosotros mismos nos comprometamos a transitar por ese mismo sendero.

-La defensa “más sólida” (sarcasmo) de aquellos que sostienen que el Diezmo no terminó después del año 70 se basa en la negación a los hechos históricos y bíblicos.

-No pongamos nuestra confianza en tácticas humanas para la gestión financiera, sino en la sabiduría eterna de nuestro Señor Jesucristo.

-El desafio de un sobreendeudado es este: Jesús es el Señor y él solo su siervo. Jesús es dueño de todo y él solo su administrador. Jesús es el Amo y él solo su mayordomo.

-Debemos ser fieles tanto en la prosperidad como en la adversidad.

-La mayordomía en el área de las finanzas no tiene el propósito de que nos hagamos ricos, sino de aprender a ser fieles al Señorío de Cristo Jesús.

-La distinción entre un siervo fiel y uno infiel radica en su obediencia al Señor; fidelidad se mide por la obediencia.

-El dinero no es un fin en sí mismo; por lo tanto, acumular la mayor cantidad posible no representa el objetivo final de un buen mayordomo.

-La mayordomía bíblica sobre las finanzas enfatiza la administración responsable y generosa de los recursos, reconociendo que todo proviene de Dios y debe ser usado para Su gloria y el bien de los demás.

-En la gestión de nuestras finanzas, no siempre las cosas resultarán como deseamos, por lo que será esencial recurrir a la paciencia y al dominio propio.

-La generosidad no debe condicionarse a la satisfacción previa de nuestras propias necesidades y deseos familiares.

-Las riquezas celestiales superarán las carencias terrenales.

-Si nos conformamos con lo terrenal, corremos el riesgo de despreciar lo celestial.

-En esencia, tener es la capacidad de dar generosamente, considerada la verdadera medida de la riqueza y prosperidad espiritual, más allá de los bienes materiales.

-La promesa divina es que, al dar generosamente, Dios nos recompensará no necesariamente con bienes materiales, sino con bendiciones espirituales, paz y satisfacción.

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