Persecución de las Ideas Reformistas en Inglaterra

El 11 de febrero de 1526 (Historia Moderna), en la Catedral de San Pablo de Londres, tuvo lugar un evento emblemático de la resistencia católica contra la Reforma Protestante: la quema pública de los libros de Martín Lutero, el líder de la Reforma en Alemania. 

Ese acto formó parte de una serie de medidas represivas implementadas por las autoridades eclesiásticas y políticas de Inglaterra para suprimir la propagación de las ideas luteranas en el país. 

En la misma fecha, Thomas Bilney, uno de los primeros reformadores ingleses, fue obligado a retractarse de sus enseñanzas, aunque más tarde retomaría su predicación, lo que eventualmente lo llevaría a su ejecución en 1531.

Contexto histórico: La Reforma y la oposición en Inglaterra. Para 1526, la Reforma Protestante llevaba casi una década en marcha desde que Lutero publicó sus 95 tesis en 1517. Sus ideas desafiaban la autoridad del papa y la doctrina de la religión católica, promoviendo la salvación por la fe, la autoridad de las Escrituras y la eliminación de muchas prácticas eclesiásticas consideradas corruptas. 

Aunque la Reforma se había iniciado en Alemania, rápidamente se expandió a otras regiones de Europa, incluyendo Inglaterra, donde encontró tanto seguidores como feroz oposición.

En Inglaterra, el rey Enrique VIII aún era un firme defensor del catolicismo. De hecho, en 1521, había escrito el tratado Defensa de los Siete Sacramentos en respuesta a Lutero, lo que le valió del papa León X el título de Fidei Defensor (“Defensor de la Fe”). 

Sin embargo, a medida que las ideas reformistas se filtraban en Inglaterra, la Iglesia y la monarquía comenzaron a tomar medidas para erradicarlas.

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La quema de los libros de Lutero en Londres

La quema pública de los escritos de Lutero en la Catedral de San Pablo fue un acto simbólico de rechazo a sus doctrinas. Este tipo de eventos no solo buscaban destruir físicamente los textos heréticos, sino también enviar un mensaje claro a la población: la adhesión a las ideas reformistas no sería tolerada.

San Pablo, en ese momento, era un centro de enseñanza y predicación en Londres, y su importancia como lugar de reunión hacía que cualquier evento allí tuviera un gran impacto. 

Las autoridades eclesiásticas y gubernamentales sabían que la mejor manera de evitar que las ideas reformistas se expandieran era sofocar su difusión lo antes posible. 

Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, las ideas de Lutero siguieron ganando adeptos en Inglaterra.

Thomas Bilney: De la retractación a la ejecución. En la misma fecha en que los libros de Lutero ardían en Londres, Thomas Bilney, un reformador inglés, fue forzado a abjurar de sus creencias. Bilney era un sacerdote y académico que había estudiado en la Universidad de Cambridge y, a través de la lectura del Nuevo Testamento en griego, había llegado a abrazar las enseñanzas de la Reforma.

Bilney no era un reformador radical como Lutero o Zuinglio; en cambio, su enfoque era más moderado y buscaba la renovación de la Iglesia desde adentro. No obstante, su predicación sobre la justificación por la fe y su crítica al uso de las indulgencias lo hicieron sospechoso ante las autoridades eclesiásticas.

Cuando fue arrestado y llevado ante la Iglesia en 1526, Bilney, bajo una gran presión, cedió y se retractó públicamente de sus enseñanzas. Como resultado, fue liberado y aparentemente se reincorporó a la vida eclesiástica ortodoxa. 

Sin embargo, el remordimiento lo atormentó profundamente, y con el tiempo, decidió retomar su labor de predicación reformista.

Bilney y su martirio en 1531. Después de su retractación, Bilney pasó un tiempo en relativo silencio, pero finalmente no pudo acallar su conciencia. Comenzó nuevamente a predicar sus creencias, desafiando la autoridad de la Iglesia Católica en Inglaterra. 

En 1531, fue arrestado una vez más y, esta vez, condenado a muerte como hereje relapso (alguien que reincide en la herejía después de haber abjurado).

El 19 de agosto de 1531, Bilney fue quemado en la hoguera en Norwich, convirtiéndose en uno de los primeros mártires reformistas en Inglaterra. Su ejecución demostró la severidad con la que las autoridades inglesas intentaban frenar el avance de las ideas protestantes en un país que, en pocos años, experimentaría su propia ruptura con Roma bajo Enrique VIII.

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El 11 de febrero de 1526 marcó un momento crucial en la historia de la Reforma en Inglaterra. 

La quema de los libros de Lutero en la Catedral de San Pablo representó la resistencia de las autoridades eclesiásticas contra el avance de las ideas reformistas. 

Al mismo tiempo, la forzada retractación de Thomas Bilney ilustró la presión a la que se sometía a los reformadores, quienes, sin embargo, no siempre eran silenciados de manera permanente.

El caso de Bilney también refleja un patrón común en la Reforma: muchos reformadores, incluso después de retractarse temporalmente, volvían a sus convicciones, impulsados por una profunda certeza en la verdad de su fe. 

Su martirio, aunque trágico, fue un testimonio poderoso de la fuerza del movimiento reformista, que eventualmente transformaría el panorama religioso de Inglaterra.

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