Cuando nos enfrentamos a la pregunta de por qué no nos alcanza el dinero, es esencial mirar más allá de las cifras y considerar la perspectiva más amplia de nuestra relación con Dios y su provisión.
C. S. Lewis, con su característica profundidad y sabiduría, nos recuerda que Dios tiene una atención infinita para cada uno de nosotros, que estamos tan solo con Él como si fuéramos el único ser que Él hubiera creado; esa afirmación nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de nuestra confianza en Dios, especialmente en tiempos de dificultad financiera.
En primer lugar, él nos señala hacia la realidad de que nuestra relación con Dios es profundamente personal y única. Dios nos conoce individualmente y está íntimamente involucrado en los detalles de nuestras vidas, incluyendo nuestras finanzas.
Esto significa que, incluso en momentos de escasez, no estamos solos; estamos en la presencia de un Dios que se preocupa por nosotros y que tiene el poder de proveer para nuestras necesidades.
Además, este recordatorio de la atención personal de Dios hacia nosotros nos desafía a examinar la naturaleza de nuestra dependencia de Él. En Filipenses 4:19, Pablo escribe: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.
Esa promesa no significa necesariamente que siempre tendremos abundancia material, sino que Dios proveerá lo que realmente necesitamos para cumplir con su propósito en nuestras vidas.
La sensación de que el dinero no alcanza también puede ser una oportunidad para revisar nuestras prioridades y alineamientos. Mateo 6:21 dice, “Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”. Esta es una invitación a reflexionar sobre dónde estamos invirtiendo nuestros recursos y si esas inversiones reflejan los valores del reino de Dios.
A veces, la escasez nos lleva a reevaluar lo que valoramos y a reorientar nuestras vidas hacia lo que es eterno.
Por último, enfrentar desafíos financieros puede ser una oportunidad para crecer en la fe y la dependencia de Dios. Santiago 1:2-4 nos anima a considerar nuestras pruebas como una ocasión de gozo, sabiendo que la prueba de nuestra fe produce perseverancia, y la perseverancia tiene que completar su obra para que seamos maduros y completos, sin que nos falte nada.
En resumen, si te encuentras preguntándote por qué no te alcanza el dinero, considera este momento como una invitación a profundizar en tu relación con Dios, a confiar en su provisión, a examinar tus prioridades y a crecer en fe.
Recuerda que estás en la presencia de un Dios que te conoce íntimamente y se preocupa profundamente por ti, y que su atención y provisión para ti son infinitas.
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