–La gran mayoría de nosotros no logra entender que nuestra casa no es un activo, sino un pasivo financiero.
–Al poner barreras en la administración financiera, nos resulta difícil gestionarla de manera eficiente; barreras que pueden incluir burocracia excesiva, falta de acceso a información precisa o restricciones en la toma de decisiones.
–Nuestro Dios, nuestros hijos, nuestros nietos, nuestra familia, nuestro dinero.
–Tener ahorros suficientes para cubrir uno o más meses nos da estabilidad y tranquilidad, así evitamos preocupaciones constantes sobre cómo pagar las deudas y podemos enfocarnos en nuestras metas con confianza; es mejor adelantarnos al dinero que vivir persiguiéndolo.
–La sabiduría y el temor a Jehová deben preceder a la búsqueda de riquezas; sin sabiduría, las riquezas pueden convertirse en deudas.
-No nos jactemos de nunca haber gastado dinero en prostitutas porque ellas pagaban; el tiempo que utilizamos en dichas oportunidades también lo juzgará Dios, porque Él juzgará el uso del dinero, la salud, la vida, el tiempo y los dones que nos ha dado para administrar.
-No estamos donde debemos estar porque no trabajamos suficiente. Si realmente quisiéramos alcanzar metas financieras, haríamos los sacrificios y tomaríamos las decisiones necesarias para llegar allí. La falta de progreso refleja una falta de acción y compromiso con el Señor.
-Como siervos del Señor, siempre buscaremos invertir y emprender, incluso cuando todos a nuestro alrededor digan que no se puede hacer.
-Nuestra fe nos impulsa a identificar y aprovechar oportunidades financieras, confiando en que Dios guiará nuestros esfuerzos y nos dará la sabiduría para prosperar donde otros ven solo limitaciones.
-Que nuestra determinación nos impulse a tomar riesgos calculados, buscando oportunidades financieras donde otros solo ven obstáculos. Confiando en la guía del Señor, transformamos los desafíos en posibilidades de crecimiento y logros económicos.
-Aunque reconocemos nuestra dependencia del Señor a menudo actuamos de manera independiente, eso se refleja en las decisiones financieras, donde a veces confiamos más en nuestro propio juicio que en Su guía, olvidando que la verdadera prosperidad proviene de obedecer Su sabiduría.
-Es inútil esforzarse intensamente sin construir una fuente de ingresos.
-Logramos verdadero progreso cuando combinamos esfuerzo con inteligencia. Al invertir tiempo y energía en crear activos que generen ingresos a largo plazo, alcanzamos la estabilidad y libertad financiera.
-¿Libres financieramente o esclavos financieramente? Las malas deudas esclavizan.
-No enfrentamos desafíos financieros porque, en realidad, tenemos problemas financieros.
-Aun cuando el entorno financiero puede ser favorable o no, según cómo implementemos los cambios necesarios, nuestro futuro no solo depende del entorno; asumamos responsabilidades, actuemos con audacia y rapidez, aprovechemos oportunidades y mitiguemos los riesgos que surjan.
-Para administrar bíblicamente las riquezas del Señor Jesucristo, debe reinar siempre en nosotros el Temor de Jehová.
-Necesitamos abordar y resolver todo problema financiero para poder avanzar y alcanzar nuestras metas económicas.
-Habernos acostumbrado a sobrevivir en vez de vivir y disfrutar de los frutos de nuestras inversiones es otro desafío. Superar estos obstáculos nos permitirá no solo alcanzar nuestros objetivos financieros, sino también disfrutar de una vida plena y próspera.
-Es crucial abordar los problemas de la mala administración del dinero a tiempo para evitar complicaciones mayores, y asegurar nuestra estabilidad económica.
-En el camino hacia la libertad financiera, enfrentamos obstáculos como la falta de fe en nuestras decisiones de inversión y el miedo al fracaso que nos impide tomar riesgos calculados. Superar estos desafíos es clave para alcanzar nuestros objetivos financieros.
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