-Para evitar el consumo de azúcar, optemos por endulzantes naturales; enfoquémonos en consumir frutas frescas para satisfacer el deseo de dulce de manera saludable.
-Para reducir el consumo de azúcar, elijamos alimentos integrales y no procesados, y usemos alternativas como miel o jarabe de agave en pequeñas cantidades para endulzar de forma natural.
-No ingiramos alimentos genéticamente modificados, en inglés Non-GMO.
-Olvidamos que nuestro cuerpo es un templo y lo descuidamos; olvidamos que es un templo y no es para adorarlo; olvidamos que es el templo del Espíritu Santo.
-Usemos productos adecuados, por eso elijamos champús y acondicionadores específicos para nuestro tipo de cabello (seco, graso, rizado, etc.).
-Evitemos el calor excesivo, minimicemos el uso de secadores, planchas y rizadores, y utilicemos protectores térmicos si es necesario.
-Así como nuestro cuerpo debe estar sano, así también deben estar nuestras finanzas personales.
-Los protectores térmicos son productos diseñados para proteger el cabello del daño causado por el calor de herramientas como secadores, planchas y rizadores; crean una barrera entre el cabello y el calor, reduciendo riesgos de daño y manteniéndolo más saludable y fuerte.
-Si es necesario hidratemos profundamente nuestro cabello aplicando mascarillas o tratamientos hidratantes semanalmente para mantenerlo suave y nutrido.
-Lavemos nuestro cabello regularmente y, para ello, mantengamos un horario de lavado adecuado según nuestro tipo de cabello para evitar la acumulación de grasa y suciedad.
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