-La verdad es que la endorfina, la dopamina, la serotonina y la oxitocina no guardan relación con la administración financiera en el servicio al Señor.
-Llegamos a este mundo con las manos vacías y nos vamos de él de la misma manera; independientemente de si hemos usado nuestro tiempo eficientemente o lo hemos desperdiciado.
-A veces nos resulta tan difícil aceptar que las riquezas terrenales solo las disfrutaremos en la tierra; no así las espirituales que nos acompañarán tanto en esta vida como en la eternidad.
-La traición se manifiesta como una pérdida para quien la comete, no para la parte traicionada; mantengámonos como socios financieros íntegros.
-En muchas ocasiones, no encontraremos estímulo para ser siervos fieles de las bendiciones monetarias que el Señor nos concede administrarle.
-La verdad es que la endorfina, la dopamina, la serotonina y la oxitocina no guardan relación con la administración financiera en el servicio al Señor.
-Los fieles siervos del Señor no adoptaron la postura de víctimas; en su lugar, gestionaron los bienes del Señor siguiendo los principios bíblicos que rigen las riquezas.
-La búsqueda de gratificación inmediata y la sobreexcitación por adquirir algo inédito que consideramos merecido, resultan en pérdidas a largo plazo; no son la gratificación ni la sobreexcitación condiciones para obtener algo, sino la verdadera necesidad lo que importa.
-La cantidad de tiempo dedicado a aprender los principios bíblicos relacionados con el manejo del dinero, en comparación con el tiempo que pasamos preocupándonos por la escasez del mismo, debería llevarnos a emprender nuevas iniciativas a corto plazo.
-A menudo anhelamos un milagro para librarnos de las deudas; el verdadero milagro ocurre cuando aplicamos los principios bíblicos que rigen el manejo del dinero.
-Descartemos sin demora aquello que desperdicie nuestro tiempo.
-Si nuestras deudas son pequeñas, ¿por qué no nos liberamos de ellas lo antes posible?
-Alejarnos de los principios de la mayordomía bíblica nos lleva, de manera insensata, a sufrir dolores que nosotros mismos provocamos.
-Recibir enseñanza financiera es crucial; sin esta, definitivamente no avanzaremos en el aprendizaje. Sin embargo, el proceso va más allá. Lo más importante es que estemos completamente dedicados a aprender, plenamente comprometidos con el aprendizaje.
-Las pequeñas compras diarias sumarán una cantidad significativa a lo largo del tiempo, por ejemplo, si gastamos algo más de 2,73 dólares diarios, al cabo de un año habremos gastado mil dólares.
-Aprender equivale a crecer y transformarse; por el contrario, no hacerlo conlleva al estancamiento y al retroceso; ahora apliquemos esta premisa a los principios bíblicos que rigen el manejo del dinero.
-El conocimiento y aplicación de los principios bíblicos que rigen el manejo del dinero lleva consigo la bendición de transformar las finanzas.
-En finanzas, se reconoce una ley fundamental: el valor del dinero disminuye con el tiempo, principalmente debido a la inflación, que erosiona el poder adquisitivo del dinero. Para contrarrestar este efecto inevitable, la solución se encuentra en la inversión, que busca generar rendimientos que compensen o superen la inflación.
-Si nuestra creación tuvo como propósito disfrutar de Dios, intentar sustituirlo jamás nos llevará a experimentar un gozo completo.
-El verdadero valor y el crecimiento no solo vienen de las decisiones financieras inteligentes, sino también de la fe, la paciencia y la búsqueda de guía divina en la administración de los recursos financieros.
-El hambre y las deudas ponen de mal humor.
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