-Examinemos, conforme a la palabra del Señor, si estamos empleando verdaderamente los dones que Él nos ha otorgado para revelar Su presencia o simplemente para sobrevivir de manera modesta o insuficiente.
-Si adquirimos acciones después de una caída del 20 %, nos dirán que somos irracionales, pero si compramos un coche nuevo que se deprecia un 20 % al salir del concesionario, todos nos felicitarán; parece que la sociedad está programa para mantenernos en la pobreza.
-Para esperar frutos de un árbol: Seleccionamos la especie según el clima, lo ubicamos en zona soleada, regamos regularmente, abonamos, podamos las ramas secas, controlamos las plagas, lo protegemos de extremos climáticos y tenemos paciencia hasta su maduración; así en finanzas.
-Guiemos a nuestros hijos para que aprendan los principios bíblicos que gobiernan el dinero, así serán siervos fieles de Jesús durante toda la vida.
-En el lenguaje de las finanzas, el “activo” invaluable que tenemos es nuestro corazón.
-Nuestra vieja naturaleza nos lleva a la bancarrota, mientras que nuestro Amo y Señor nos guía hacia la prosperidad.
-Las Escrituras transforman nuestra manera de pensar acerca del dinero, renovando nuestra mentalidad y orientándola hacia hechos que generen más dinero, alejándonos de esa mentalidad de endeudamiento.
-Hay alimento y bebida que nutren el cuerpo, así como sustento para el espíritu; Jesucristo es el pan de vida y el agua que brota hacia la vida eterna.
-El autoexamen y la autocrítica constructiva son primordiales en relación con la administración de las finanzas.
-Las riquezas de un siervo no le pertenecen, sino que son de Cristo Jesús, su Señor, en todo tiempo y lugar.
-Para tener, conservar y multiplicar el dinero, se requiere conocimiento bíblico; sin este, no se tiene, se pierde o se incurre en sobreendeudamiento.
-En el control de las finanzas, ser disciplinado es la solución; no hay manera fácil.
-La diligencia conduce a la prosperidad.
-El dinero en sí mismo no es agente de cambio, sino meramente una herramienta; revelamos nuestro carácter al usarlo, y los resultados reflejarán lo que albergamos en el corazón.
-¿Deberíamos pagar por un lujo que sabemos no podemos permitirnos?
-Satanás está dispuesto a ofrecernos todo el mundo, sin importar las consecuencias para nuestra integridad, demostrando con ello su indiferencia hacia nuestro bienestar espiritual y moral.
-La tentación de acomodarnos en este mundo pasajero se vuelve demasiado fuerte.
-Nuestra relación con Jesús no debe ser meramente vista desde la perspectiva de la salvación, sino que también debe incluir Su señorío sobre todos los aspectos de nuestra vida, incluidas las finanzas.
-Todo riesgo, cuando se toma bajo la guía y dirección de Dios, puede ser el suelo en el que se siembran las semillas de la bendición.
-Agustín de Hipona dijo: “Nos has hecho para ti, oh Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descansa en ti”. Esta inquietud es un reflejo de nuestra búsqueda por algo más grande que las satisfacciones mundanas, un anhelo por lo eterno y lo divino.
-La falta de esfuerzo, dedicación en la renovación del pensamiento y la planificación consistente es un impedimento significativo para una buena gestión de las finanzas.
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