-Cuando llevamos la cruz de las malas deudas financieras a través de pruebas y aflicciones, Dios nos brinda consuelos especiales que nunca otorga a aquellos sin pruebas y aflicciones de dicha índole.
-Que nuestra mirada en las cosas de esta tierra esté siempre dirigida hacia la eternidad.
-Dios aleja poco a poco nuestro corazón de este mundo presente y nos hace mirar hacia casa.
-Los falsos apóstoles, profetas y pastores del ‘evangelio’ de la prosperidad no tienen ‘puerta estrecha’ ni ‘camino angosto’ en su ‘evangelio’.
-En el centro de cada problema financiero hay un problema del corazón, y solo Jesús es la solución a esos problemas.
-Lo que sea que hagamos para prosperar en nuestras finanzas, siempre está bajo la soberana voluntad de Dios, que es quien ultimadamente dirige nuestras elecciones.
-Si decimos que vamos a hacer algo y luego no lo hacemos, es por falta de buenos hábitos y disciplina; y la disciplina es el camino hacia una mayordomía fiel.
-Si administramos las riquezas del Señor por miedo al qué dirán, entonces no lo estamos haciendo según su Palabra.
-Qué arrogancia la nuestra pensar que Dios nos tiene que dar la opción de querer ser salvos o no.
-Qué arrogancia la nuestra pensar que tenemos la capacidad de creer en Dios por nosotros mismos.
-Qué arrogancia la nuestra pensar que tenemos la capacidad de tener fe para salvarnos.
-Qué arrogancia la nuestra pensar que tenemos la facultad de creer o no en Dios.
-¡Cuán propensos somos a la arrogancia, olvidando nuestra completa dependencia de la gracia de Dios!
-Andar a la moda es carísimo; cada semana cambian las tendencias, así que imaginemos cuánto dinero se requiere.
-Administrar las riquezas del Señor sin una base sólida en las Escrituras podría, con el tiempo, hacernos sentir defraudados y alejarnos de lo más valioso: el Señorío de Cristo.
-Toda prueba que entierra la vanidad y la corrupción de la tierra fuera de nuestro corazón, luego nos revela la gloria del cielo.
-Ninguna enseñanza de la mayordomía bíblica permitirá que seamos arrastrados por las mentiras del “evangelio” de la prosperidad
-Hay acciones o empresas en las cuales no se debe invertir por razones éticas, morales y espirituales.
-Si no nos damos cuenta de que cada moneda y billete proviene de la mano de Dios, no los administraremos para Su gloria.
-Dios es tan soberano para darnos todo lo que necesitamos como para quitarnos todo lo que nos ha dado.
-No puedes amar el consejo y odiar al consejero; es incomprensible e incoherente valorar las recomendaciones o la sabiduría de alguien al mismo tiempo que se desprecia a la persona que las ofrece.
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