-Evitemos ser parte de aquellos que critican a quienes trabajan arduamente y ahorran diligentemente para poder invertir; todo ello lo hacen para glorificar al Señor con sus finanzas.
-Lo curioso es que nunca escucho a nadie objetar la idea de ganar dinero, pero en cuanto menciono las deudas, el ahorro y la inversión, comienzan las críticas.
-Siempre vamos a poder mejorar nuestra salud, aumentar nuestra riqueza y expandir nuestra sabiduría.
-En ocasiones pareciera que Dios nos está empobreciendo cuando en realidad nos está enriqueciendo, y en otras ocasiones, no pareciera que realmente nos está enriqueciendo cuando nos está empobreciendo.
-El Señor de señores vino como siervo, ¿y nosotros no queremos ser siervos fieles de las riquezas que pone en nuestras manos para que las administremos para Su gloria?
-No somos más por tener más dinero ni menos por tener menos dinero; lo que sí hace la diferencia es tener menos o más según administremos mal o bien el dinero.
-El dinero ya posee un valor intrínseco, pero si lo administramos erróneamente, podemos sobrevalorarlo.
-Algunos sostienen que la mejor venganza es transformarse en la persona próspera que nadie creía que podríamos ser; nosotros creemos que la venganza no debería determinar quiénes seremos en el futuro.
-A veces ganamos el doble de lo que ganábamos antes y al final del mes no nos queda para ahorrar; conclusión: es una muestra de una mala administración del dinero, tanto antes como ahora.
-Si el Señor Jesucristo no tiene nada que ver con nuestro dinero, entonces comamos y bebamos porque todo placer temporal se justifica, pero las Escrituras nos enseñan que si comemos o bebemos, o hacemos otras cosas, hagámoslo todo para la gloria de Dios.
-No existe un secreto para la felicidad, y para muchos, ese secreto definitivamente no es el dinero, sino, el Señor Jesucristo.
-El dinero es una gran responsabilidad, tanto si se tiene poco como mucho.
-Introducir el pseudodiezmo en la Iglesia es como si un pastor trajera un lobo entre sus ovejas.
-El propósito en la vida no es que seamos ricos o pobres, sino el servir al Señor, con o sin dinero.
-Es vergonzoso cuando hacemos de nuestro poder adquisitivo un requisito para servir al Rey y Señor de señores; ante todo, somos súbditos de Su Alteza Imperial, el Príncipe de la Paz.
-Si estamos abrumados por las deudas y aún no sentimos la necesidad de cambiar, es esencial realizarnos una revisión urgente en el corazón.
-Dios juzgará todo; por lo tanto, cada lugar, cada momento, cada persona y cada cosa importan.
-El dinero se utiliza para pagar a alguien que crea en nosotros una necesidad por la cual terminamos pagando, alimentando así el ciclo que beneficia a quien generó esa necesidad.
-Si pensamos que tenemos mucho tiempo antes de morir, perderemos el tiempo.
-Una cosa es trabajar por dinero y otra es que el dinero trabaje por nosotros; ambos son muy provechosos.
-Será nuestro ego el que nos impida avanzar en la administración bíblica de las riquezas del Señor.
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