-El éxito extraordinario no necesariamente se deriva de acciones grandiosas; más bien, la clave está en la consistencia y ejecución meticulosa de tareas simples. Ya sea en finanzas, en el manejo del tiempo y la salud o en el desempeño de los dones, adoptar una práctica diaria disciplinada y sostenida resulta más efectiva que esfuerzos exacerbados.
-¿Cómo se puede ahorrar? Asegurándose de que los gastos sean inferiores a los ingresos; es esa diferencia la que se podrá guardar como ahorro.
-Para muchos, optar por un fondo que siga el índice S&P 500 es la estrategia de inversión recomendada; este enfoque permite participar en el desempeño de 500 de las mayores empresas de EE.UU., a través de una inversión que replica el índice, brindando diversificación y un potencial crecimiento a largo plazo de manera sencilla.
-En algunos casos, hoy alguien cosecha beneficios financieros porque, en el pasado, alguien aplicó principios de mayordomía bíblica en sus finanzas; imitémoslo.
-En la mayordomía financiera, el riesgo crece sin el conocimiento adecuado para gestionar los recursos conforme a principios bíblicos; educarnos y aplicar la sabiduría del Señor en nuestras finanzas es clave para reducir riesgos, y serle fieles mayordomos.
-El precio representa la cantidad monetaria que desembolsamos por algo, mientras que el valor refleja la utilidad o satisfacción que recibimos a cambio de ese desembolso; en esencia, el precio es la cantidad que pagamos, y el valor es la calidad o beneficio que obtenemos.
-También debemos dedicar tiempo cada día para reflexionar y evaluarnos sobre nuestro servicio como siervos, mayordomos y administradores del Señor
-La inversión y reinversión más significativa, más importante que podemos realizar es en nosotros mismos; en nuestra educación para conocer, aprender y aplicar los principios bíblicos que administran las riquezas dadas por el Señor Jesucristo.
-La decisión financiera más compleja, y repetitiva, de nuestra vida será: elegir entre servirnos a nosotros mismos o servir al Señor de señores.
-El dinero, por sí mismo, no es intrínsecamente malo; más bien, es el uso que le damos, guiado por nuestros principios éticos y morales, lo que puede resultar en consecuencias buenas o malas. Debemos adoptar una actitud de administración responsable hacia el dinero, evitando caer en el amor o la codicia por él, pues estos últimos impulsos pueden llevarnos a todo tipo de males, como bien señala Pablo a Timoteo (1ª Ti. 6:10).
-Cada politiquero se asemeja a un flautista, tocando una melodía meticulosamente compuesta para arrastrar, a través de estrategias bien pensadas, a aquellos atrapados en una carrera de ratas, para beneficiar los intereses de los más ricos y multibillonarios.m
-Todo dinero es de Dios, y nosotros, los cristianos, somos simplemente administradores de los recursos que Él nos ha confiado; Su Palabra revela que Dios posee todo (Hageo 2:8) y que es Él quien da a los seres humanos la habilidad para producir riqueza (Deuteronomio 8:18).
-No nos es dado el manejar las riquezas basándonos en nuestros propios juicios; estamos llamados a gestionarlas conforme a los principios de Su Palabra escrita.
-Aunque está permitido consultar libros de finanzas escritos por otros, las Escrituras Sagradas deben ocupar el lugar principal; deben ser lo primero que leamos para entender principalmente los principios bíblicos relacionados con la gestión financiera.
-Mientras muchos “cristianos” buscan alcanzar sus propios sueños, los verdaderos cristianos continúan proclamando el Evangelio.
-La administración prudente de los recursos financieros trasciende la mera acumulación de bienes personales; constituye un instrumento potente para nuestro propio bienestar, el auxilio hacia el prójimo, y la exaltación y glorificación de Dios.
-No todas las variables financieras se encuentra bajo nuestro control, por lo tanto, resulta más práctico concentrarnos en aquello que sí podemos controlar.
-La mejor edad para empezar a invertir es; en este momento.
-Dado que nadie posee la capacidad de prever el futuro con precisión, especialmente en el ámbito financiero, es esencial basar las inversiones en análisis y estudios rigurosos, en lugar de en especulaciones o recomendaciones sin sustento.
-Para tomar decisiones por nosotros mismos, necesitamos expandir nuestra educación financiera; nos permitirá tomar elecciones basadas en información sólida y evitar depender de recomendaciones de personas sin el conocimiento adecuado.
-Si no encontramos un modo de obtener ingresos mientras dormimos, descansamos o estemos de vacaciones, nos enfrentaremos a la cruda realidad de trabajar durante toda nuestra existencia en la tierra; consideremos desde este momento que, eventualmente, llegará el día en que debamos retirarnos.
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