En Dios Confiamos, Proverbios 16:3

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La palabra hebrea utilizada en Proverbios 16:3 para «encomienda» es «גָּלַל» (galal), que literalmente significa «rodar» o «rodar sobre». En el contexto de este versículo, el término sugiere la acción de transferir o delegar nuestras obras, preocupaciones o esfuerzos al Señor, confiando en Él para su dirección y cumplimiento.

‎La imagen es una de confianza completa, como rodar una carga pesada de uno mismo a Dios, confiando plenamente en Él para la guía y el resultado.

‎Desde un punto de vista de la mayordomía, especialmente en el área de las finanzas, este principio de “galal” es fundamental. La mayordomía financiera según los principios bíblicos implica reconocer que todos los recursos que poseemos son en realidad dones de Dios y que somos simplemente administradores de esos recursos en este mundo.

‎Encomendar las finanzas al Señor significa buscar activamente su voluntad en cómo generamos, gastamos, ahorramos, invertimos y damos nuestros recursos. Implica una disposición para seguir la dirección de Dios en nuestras decisiones financieras, confiando en que Él proveerá lo que necesitamos y nos guiará hacia el uso sabio de nuestros recursos.

‎Desarrollar este principio más extensamente implica varias aplicaciones prácticas:

Oración y Discernimiento: Antes de tomar decisiones financieras, debemos buscar la dirección de Dios a través de la oración, pidiendo sabiduría y discernimiento.

Generosidad: Reconociendo que todo lo que tenemos es de Dios, estamos llamados a ser generosos, compartiendo lo que tenemos con aquellos en necesidad, reflejando el carácter generoso de Dios.

Vivir dentro de nuestros Medios: La mayordomía financiera bíblica nos enseña a evitar la deuda innecesaria y vivir de una manera que refleje valores de moderación y contentamiento.

Ahorro e Inversión Sabios: Aunque confiamos en Dios para nuestras necesidades, también somos llamados a ser sabios y prudentes, planificando el futuro a través del ahorro y la inversión responsable.

‎Evitar el Materialismo: En un mundo que a menudo valora el éxito por la acumulación de bienes, encomendar nuestras finanzas a Dios incluye resistir el impulso de encontrar nuestra identidad o seguridad en las riquezas materiales.

Buscar Consejo Sabio: Proverbios también nos anima a buscar la sabiduría en la multitud de consejeros. En asuntos financieros, esto puede significar buscar asesoramiento financiero sólido y bíblicamente fundamentado.

‎Al “encomendar” nuestras finanzas al Señor, reconocemos su soberanía sobre todos los aspectos de nuestras vidas, incluidas nuestras finanzas. Esto no significa una actitud pasiva, sino un compromiso activo para administrar sabiamente lo que se nos ha confiado, en cooperación con la dirección y los principios de Dios.

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