Puerta de Oportunidades

Cuando Dios nos abre una puerta de oportunidades, es esencial tener la disposición y preparación previa para saber cómo entrar y avanzar a través de ella. De lo contrario, la experiencia misma se convierte en una lección sobre la importancia de estar preparados.

A menudo, las enseñanzas más difíciles se aprenden en el camino, en el proceso de enfrentar desafíos sin la preparación adecuada.

Este principio encuentra eco en las palabras de Jesús en Lucas 14:28-30, donde se nos enseña a contar el costo antes de embarcarnos en una empresa: “Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar.”

Estas palabras bíblicas no solo se aplican a la construcción de edificios, sino también a cualquier proyecto o desafío en la vida.

Implican que debemos prepararnos y planificar con cuidado, asegurándonos de que tenemos los recursos y habilidades necesarios antes de comprometernos con una nueva aventura o responsabilidad.

La preparación y la planificación no garantizan el éxito, pero nos equipan mejor para enfrentar los obstáculos y maximizar las oportunidades que Dios nos brinda.

En última instancia, la sabiduría de esta enseñanza radica en reconocer que, aunque Dios es el proveedor de oportunidades, la responsabilidad de estar preparados recae en nosotros.

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