Serie: Finanzas Personales para Niños
Un consejo para niños de 8 a 12 años sobre Finanzas Personales
Ser Conscientes de las Consecuencias de Nuestras Acciones con el Dinero
En la vida, todas nuestras decisiones tienen consecuencias, incluso las que tomamos con el dinero. Aprender a pensar en lo que puede suceder antes de gastar nos ayuda a ser responsables y a cuidar lo que Dios nos ha confiado.
A veces, gastar sin pensar puede llevarnos a problemas o hacernos perder cosas importantes. Es como si estuviéramos construyendo una casa: si no planeamos bien, las cosas no saldrán como queremos. “Porque, ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?” Lucas 14:28.
Cuando consideramos las consecuencias de nuestras decisiones, estamos pensando en el futuro. Por ejemplo, si gastamos todo en videojuegos, luego podríamos no tener para algo más importante o útil.
Pensar antes de actuar nos ayuda a estar listos para lo que venga y nos permite hacer mejores elecciones. Así como cuidamos nuestros aparatos electrónicos o nuestros videojuegos, también debemos cuidar el dinero y las decisiones que tomamos con él.
Tomarse el tiempo para pensar antes de gastar y consultar con nuestros padres es otra forma de honrar a Dios con los recursos que nos encomienda. Él nos provee de todo lo que necesitamos, y ser conscientes de nuestras decisiones es una manera de mostrar agradecimiento.
Es importante no solo actuar por impulso o por lo que otros dicen, sino considerar cómo nuestras elecciones afectan no solo a nosotros mismos, sino también a nuestras familias. “Pero, que todo se haga decentemente y con orden.” 1ª Corintios 14:40.
La próxima vez que tengamos que tomar una decisión con el dinero, pensemos bien en lo que puede suceder. Tomarse un momento para reflexionar puede evitar problemas y hacernos sentir satisfechos con lo que hemos decidido. Recordemos que Dios nos llama a vivir de manera ordenada y a cuidar bien de todo lo que Él nos confía para que se lo administremos, incluyendo obviamente el dinero.
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En resumen, ser conscientes de las consecuencias de nuestras decisiones financieras nos ayuda a evitar errores y a vivir de acuerdo con lo que Dios quiere para nosotros. Así podemos ser buenos administradores de lo que se nos ha confiado y disfrutar de la paz que viene con tomar decisiones sabias.
Tomar decisiones con sabiduría es una forma de cuidar lo que Dios nos confía. Cuando pensamos en las consecuencias, evitamos problemas y honramos a Dios.
Reflexionar antes de gastar es clave para vivir bien. Con cada decisión que tomamos, aprendemos a ser más responsables y a valorar lo que Dios nos provee.
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