¡Si Existe Dios, Demuéstramelo!

No podemos demostrar la existencia de Dios de manera directa según los criterios que cada persona pueda establecer, de la misma forma que no se pueden explicar plenamente ciertas experiencias profundas de la vida. Sin embargo, Dios ha decidido darse a conocer no conforme a los deseos individuales de cada ser humano, sino únicamente a través de las Escrituras, que son Su revelación perfecta y suficiente. 

Las Escrituras no solo testifican quién es Dios, sino que también nos enseñan cómo relacionarnos con Él. Intentar conocer a Dios fuera de su Palabra es buscar en vano, pues es allí donde Él ha revelado su carácter, su voluntad y su obra redentora en Cristo.

De nuevo, no se puede demostrar la existencia de Dios de manera directa, al igual que no es posible demostrar “materialmente” algunas experiencias y situaciones profundas, como las siguientes:

1. La paz interior que sentimos en momentos de dificultad.

2. La bondad de una persona hacia desconocidos.

3. La belleza de un amanecer o un atardecer.

4. La experiencia de amor entre padres e hijos.

5. La sensación de asombro ante la inmensidad del universo.

6. La creatividad y talento en una obra de arte o música.

7. La recuperación milagrosa de una enfermedad.

8. La alegría compartida en una celebración familiar.

9. El sacrificio de una persona por el bienestar de otra.

10. La percepción de propósito o sentido en la vida.

11. Los momentos de coincidencia que parecen demasiado perfectos.

12. La sensación de unidad y paz en la naturaleza.

13. El impacto positivo que una persona deja en la vida de otras.

14. La intuición de que hay un propósito mayor en cada etapa de la vida.

15. La capacidad de perdonar y ser perdonado.

16. La convicción de una verdad moral profunda.

17. El anhelo de justicia y paz en el mundo.

18. La compasión y empatía que sentimos por el sufrimiento ajeno.

19. La esperanza que mantenemos a pesar de las dificultades.

20. La admiración por el orden, armonía, coexistencia y complejidad en el mundo natural.

21. La gratitud que surge al reconocer lo que se ha recibido sin mérito propio.

Estas experiencias y situaciones reflejan una huella de Dios en la vida. Sin embargo, desde una perspectiva materialista no constituyen una prueba directa de Su existencia.

Nunca olvidemos esta máxima: Dios no deja de existir porque alguien no cree en Él.

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