-Agradezcamos a quienes exponen, revelan y denuncian tanto a los falsos maestros como a sus seguidores que los defienden.
-Damos no esperando recibir algo a cambio, sino porque es Dios quien da a través de nosotros; lo hace por su gracia.
-Todo espíritu genuinamente generoso siempre se manifiesta en acción.
-Los fracasos financieros deben ser analizados cuidadosamente para prevenir la repetición de errores pasados, sin que estos nos paralicen o impidan avanzar en el futuro.
-Los principios acerca de la mayordomía financiera no son solo aquellos que se conocen de memoria, sino los que se viven en su aplicabilidad.
-El amor de Dios es el más rico de los tesoros; ofrece una profundidad que sobrepasa cualquier valor material o terrenal, es una fuente inagotable de gracia, gozo y vida.
-Si somos asiduos en el estudio de las Sagradas Escrituras, fuente de donde deriva todo principio de mayordomía financiera, no dejaremos que este tesoro quede descuidado.
-La riqueza más valiosa de toda la creación no tiene un precio monetario; es la salvación de nuestras almas.
-Ser mayordomos, siervos, administradores del Señor Jesucristo es un privilegio y un beneficio; no una tarea o un trabajo pesado.
-Nuestra primera inversión debe ser en nuestra educación; una educación que transforme nuestra mentalidad de dueños a siervos, de siervos a mayordomos y administradores del Señor Jesucristo.
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