Siguiendo Malvados Deseos al Rechazar el Señorío de Cristo; Judas 1:18

Los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos.” Judas 1:18

Este versículo señala una actitud característica de los últimos tiempos: la burla hacia la verdad divina y la entrega a deseos malvados. En el contexto de la mayordomía financiera, esta conducta refleja un rechazo deliberado al señorío de Cristo. 

Los burladores mencionados no solo persiguen sus propios intereses, sino que al hacerlo, ignoran y menosprecian la soberanía de Cristo sobre todas las áreas de la vida, incluidas las finanzas. 

Esto nos advierte que administrar los bienes que el Señor nos ha confiado de acuerdo con nuestros propios deseos egoístas es, en esencia, un acto de rebeldía contra Su autoridad.

La palabra clave “deseos” en griego, epithymia, revela un anhelo o inclinación desordenada, que se centra en la satisfacción personal en lugar de en el propósito divino. Este tipo de actitud rechaza el reconocimiento de que todas las riquezas provienen de Cristo y deben ser administradas bajo Su señorío. 

Proverbios 16:8 refuerza este principio: “Mejor es lo poco con justicia que la muchedumbre de frutos sin derecho.” Este pasaje nos recuerda que el enfoque correcto no está en la cantidad de bienes, sino en cómo los usamos conforme a la voluntad de Dios.

Por otro lado, la palabra “burladores” (empaiktai) describe a quienes ridiculizan abiertamente las verdades de Dios, negando Su señorío. En términos de finanzas, esto puede verse en quienes desprecian los principios bíblicos de generosidad, honestidad y dependencia de Cristo. 

Como administradores de los bienes del Señor, nuestra misión es rendir nuestras decisiones y prioridades económicas a Su dirección, reconociendo que Él es el dueño y nosotros solo sus ministros.

Un ejemplo práctico de esta actitud rebelde puede observarse cuando alguien prioriza el lucro personal por encima de la integridad, rechazando la obediencia a Cristo en su manejo de los recursos. Por el contrario, un siervo fiel muestra su sometimiento al Señor al destinar primero sus ingresos a propósitos que glorifiquen a Dios, como el sostenimiento del ministerio, la ayuda a los necesitados y la provisión sabia para su familia. Por ejemplo, un mayordomo que rechaza malgastar lo que Cristo le ha confiado en placeres efímeros demuestra una vida sometida al Señor.

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En conclusión, este versículo subraya que el uso egoísta de las finanzas refleja un rechazo al señorío de Cristo y un corazón que prioriza los deseos del pecado por encima de Su voluntad. 

Nosotros, como siervos de Jesucristo, estamos llamados a administrar con fidelidad los bienes que Él nos ha encomendado, reconociendo Su autoridad y evitando caer en actitudes que desprecien Su soberanía. 

Cuando sometemos nuestras decisiones financieras al Señor, honramos Su señorío y mostramos que nuestro propósito es glorificarle en todo.

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