La importancia de la enseñanza y la guía en nuestra vida, incluyendo la esfera de la mayordomía financiera, es un principio bien arraigado en la sabiduría bíblica.
La Biblia enfatiza la necesidad de aprender y aplicar la sabiduría en todos los aspectos de nuestra vida, incluyendo cómo manejamos nuestros recursos financieros.
Proverbios 22:6 nos instruye a “Instruir al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”, versículo que subraya la importancia de una educación sólida y principios bien fundamentados desde una edad temprana, incluyendo la enseñanza en la gestión de nuestras finanzas de acuerdo con los principios bíblicos.
En cuanto a la mayordomía financiera, Lucas 14:28-30 nos ofrece una parábola sobre la planificación y el cálculo de costos antes de emprender un proyecto: “Pues ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para completarla? No sea que, después de haber puesto el cimiento, no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: ‘Este hombre comenzó a edificar y no pudo acabar’”.
Ese pasaje destaca la importancia de la planificación y la gestión prudente de nuestros recursos.
1ª Timoteo 5:8 nos recuerda la responsabilidad que tenemos de proveer para nuestras familias: “Pero si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo”. Esto incluye no solo trabajar y ganar dinero, sino también saber cómo administrar esos recursos de manera sabia para el bienestar de la familia.
La enseñanza de la mayordomía financiera no se limita solo a ganar dinero, sino que abarca también cómo ahorrar, invertir y dar generosamente, siguiendo el principio de Proverbios 3:9-10: “Honra a Jehová con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos; entonces tus graneros estarán llenos con abundancia, y tus lagares rebosarán de vino nuevo”, versículo que nos enseña sobre la importancia de dar y compartir de nuestros recursos como acto de adoración y gratitud hacia Dios.
En resumen, la educación en la mayordomía financiera debe ser integral, cubriendo no solo el trabajo y la acumulación de riquezas, sino también el gasto prudente, el ahorro, la inversión y la generosidad.
Es esencial buscar y aplicar la sabiduría bíblica en estas áreas, permitiendo que Dios guíe nuestras decisiones financieras para vivir una vida de mayordomía fiel que honre a Dios.
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