Apresurarse a Enriquecerse, Proverbios 28:20

«El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones; mas el que se apresura a enriquecerse no será sin culpa.» Proverbios 28:20.

Este versículo nos brinda un principio crucial para la mayordomía financiera. La palabra «verdad» en hebreo es ‘emunah (אֱמוּנָה), que se refiere a fidelidad, integridad y confiabilidad. Un hombre que vive con ‘emunah—fidelidad y honestidad—recibe «muchas bendiciones«, lo que significa que Dios honra a aquellos que manejan Sus recursos con integridad.

Estas bendiciones pueden manifestarse de muchas maneras, no solo en riquezas materiales, sino en paz, gozo y una vida que refleja la sabiduría divina.

Por otro lado, el versículo advierte que «el que se apresura a enriquecerse» no será «sin culpa«. La palabra «apresura» proviene del hebreo ‘uts (עוּץ), que significa actuar precipitadamente o de manera impulsiva.

Aquellos que buscan ganancias rápidas, sin considerar la justicia o la integridad, caen en la trampa del pecado. Esto nos recuerda que el deseo de riquezas rápidas a menudo lleva a prácticas deshonestas y a una vida llena de culpa y consecuencias negativas.

Nuestro Señor Jesucristo, quien es la fuente de todas las riquezas, nos llama a ser siervos fieles, cuidando de los bienes que nos ha confiado con diligencia y rectitud.

En lugar de apresurarnos hacia la riqueza, debemos buscar la bendición de Dios a través de la obediencia y la fidelidad, sabiendo que todo lo que poseemos pertenece al Señor y no a nosotros.

Este principio se refuerza en 1ª Timoteo 6:9-10, donde se nos advierte que «los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición. Porque raíz de todos los males es el amor al dinero.» Este pasaje complementa Proverbios 28:20 al subrayar los peligros de perseguir la riqueza de manera impulsiva y deshonesta.

Un ejemplo práctico de este principio podría ser la decisión de rechazar inversiones o negocios que prometen grandes ganancias rápidas pero que están asociados con riesgos éticos o morales.

Como administradores de los recursos del Señor, debemos evaluar nuestras decisiones financieras no solo por su potencial de ganancia, sino por su alineación con los principios bíblicos de honestidad y fidelidad.

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En resumen, la fidelidad en la administración financiera trae bendiciones, mientras que la búsqueda precipitada de riqueza conduce a la culpa y a las consecuencias espirituales negativas.

Aplicar estos principios en nuestra vida diaria nos ayudará a manejar las finanzas de manera que honre a Dios, recordando siempre que todas nuestras riquezas y recursos son del Señor y deben ser usados para Su gloria y propósito.

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