Aprovechando Bien el Tiempo, Efesios 5:15-16

Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.” Efesios 5:15-16 (RVR1960)

Este versículo nos invita a reflexionar sobre la importancia de ser buenos mayordomos, no solo de los recursos materiales que el Señor nos ha confiado, sino también de uno de los recursos más valiosos: el tiempo.

A través de una exégesis detallada, podemos desglosar el significado profundo de este pasaje en relación con nuestra responsabilidad financiera y personal como siervos de Cristo, quien es la fuente de todas las riquezas.

La palabra griega para «aprovechando bien» en este contexto es «exagorazo» (ἐξαγοράζω), que literalmente significa «redimir» o «comprar de nuevo». Este término, que implica un acto deliberado de rescatar algo que podría perderse, nos enseña que debemos ser diligentes en utilizar cada momento de nuestra vida, incluyendo cómo gestionamos los recursos financieros que el Señor nos ha encomendado.

Como administradores, debemos redimir el tiempo invirtiendo en aquello que tiene valor eterno, reconociendo que todos los bienes no nos pertenecen, sino que son del Señor.

El término «kairos» (καιρός), traducido como «tiempo» en este pasaje, se refiere a momentos oportunos o estaciones específicas en nuestras vidas, más que al tiempo cronológico («chronos»).

Esto subraya la idea de que debemos discernir las oportunidades que Dios nos da para hacer el bien, incluyendo la manera en que manejamos nuestras finanzas, para maximizar el impacto de nuestros recursos en el Reino de Dios.

Al redimir el tiempo, estamos reconociendo que cada recurso financiero, cada oportunidad para servir, es un don del Señor que debe ser usado sabiamente para su gloria.

Un principio bíblico relevante que emerge de este análisis es que, como ministros de Cristo, debemos ser intencionales en cómo empleamos el tiempo y los recursos financieros que Él nos confía.

Como lo afirma Colosenses 4:5: «Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo.» Este versículo refuerza la idea de que nuestra mayordomía debe reflejar sabiduría y discernimiento, tanto en la gestión del tiempo como en el manejo de las finanzas.

Un ejemplo práctico de cómo redimir el tiempo en el contexto financiero podría ser el uso de nuestros ingresos para apoyar la obra misionera o ministerial, en lugar de gastarlo en cosas efímeras.

Al planificar cuidadosamente nuestro presupuesto, podemos apartar intencionalmente una porción de nuestros recursos para contribuir a la expansión del Reino de Dios.

Eso no solo es una forma de redimir el tiempo, sino también de invertir en lo eterno, reconociendo que todas las riquezas son del Señor y que somos simplemente esclavos (voluntarios) llamados a administrar lo que Él nos ha dado.

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En resumen, redimir el tiempo implica ser conscientes de cómo utilizamos cada recurso que el Señor nos confía, especialmente en el área de las finanzas.

Aplicar estos principios en nuestra vida diaria nos ayuda a manejar nuestras finanzas de una manera que honra a Dios, asegurándonos de que cada decisión financiera esté alineada con Su voluntad y propósito eterno.

Al hacerlo, vivimos como mayordomos fieles, reconociendo que todo lo que tenemos le pertenece a Él, y estamos aquí para servirle con todo nuestro ser.

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