El “evangelio” de la Prosperidad y los 11 Principios Nazi

Deseo a título personal y con el riesgo de ser severamente criticado utilizar los 11 principios nazi creado por Joseph Goebbels, como ministro de Educación Popular y Propaganda del régimen nazi, quien formuló una serie de principios de propaganda que buscaban manipular y controlar la percepción pública a favor de la ideología nazi.

Estos principios, aunque diseñados para un contexto político y social específico, pueden ser analizados en diversos contextos para comprender cómo las técnicas de persuasión y manipulación se aplican en diferentes ámbitos, incluidas las religiones o movimientos como el “evangelio” de la prosperidad.

Los 11 principios de la propaganda formulados por Goebbels son, y su aplicación son:

  1. Principio de simplificación y enemigo único: Identificar un único enemigo como causa de todos los males; se presenta la pobreza o la falta de fe como el único enemigo de la prosperidad y el bienestar personal.
  2. Principio del método de contagio: Agrupar adversarios en una sola categoría; se agrupan todas las críticas al “evangelio” de la prosperidad como ataques de incrédulos o de personas con poca fe.
  3. Principio de la transposición: Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos; se acusa a críticos de ser ellos los avaros o materialistas.
  4. Principio de la exageración y desfiguración: Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave; se presentan testimonios exagerados de éxito y prosperidad como resultado directo de la fe, las ofrendas, siembra, primicias, diezmos, semillas, etcétera.
  5. Principio de la vulgarización: Toda propaganda debe ser popular y adaptar su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida; se simplifica el mensaje al extremo, asegurando que la prosperidad es fácilmente alcanzable mediante la fe y la dádiva extrema.
  6. Principio de orquestación: La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente; se repite constantemente los mismos mensajes y testimonios de prosperidad.
  7. Principio de renovación: Emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responde, el público esté interesado en otra cosa; se presentan continuamente nuevos testimonios y revelaciones para mantener el interés.
  8. Principio de la verosimilitud: Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o informaciones fragmentarias; se usan citas bíblicas o testimonios reales (aunque posiblemente sacados de contexto) para sostener las afirmaciones.
  9. Principio de la silenciación: Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario; se evita discutir o mencionar cualquier caso de seguidores que no hayan alcanzado la prosperidad prometida.
  10. Principio de la transfusión: Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente; se apela a creencias religiosas preexistentes y reinterpretarlas en clave de prosperidad.
  11. Principio de la unanimidad: Llegar a convencer a mucha gente de que piensa «como todo el mundo», creando una falsa impresión de unanimidad; se crea la impresión de que hay un consenso generalizado sobre la validez y eficacia del “evangelio” de la prosperidad.

De nuevo, es crucial entender que, mientras que los principios de propaganda de Goebbels fueron diseñados con fines manipulativos y autoritarios, su análisis puede ayudar a identificar y cuestionar la utilización de técnicas similares en cualquier ámbito, incluido el religioso, para promover ciertas ideologías o creencias sin un fundamento crítico o reflexivo adecuado.

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