Frederick Brotherton Meyer, más conocido como F. B. Meyer, fue un influyente pastor bautista, escritor devocional y conferenciante británico cuya vida y ministerio dejaron una profunda huella en el cristianismo evangélico de finales del siglo XIX y principios del XX. Nacido en 1847, Meyer se destacó por su ardiente pasión por la predicación, su compromiso con la vida cristiana práctica y su habilidad para comunicar verdades bíblicas de manera sencilla pero profundamente inspiradora.
El 10 de febrero de 1929 (Historia Contemporánea), a la edad de 81 años, Meyer predicó su último sermón en Londres, marcando el cierre de un extenso y fructífero ministerio que había abarcado décadas. A pesar de su avanzada edad, continuaba con su labor pastoral y evangelística, mostrando un compromiso inquebrantable con la proclamación del evangelio.
Sin embargo, poco después de esta última predicación, su salud comenzó a deteriorarse rápidamente. Debido a su estado físico cada vez más frágil, fue ingresado en un hogar de reposo, donde pasó sus últimos días.
Finalmente, el 28 de marzo de 1929, F. B. Meyer partió de este mundo, dejando un legado de enseñanza y devoción que sigue siendo apreciado por creyentes en todo el mundo.
A lo largo de su vida, Meyer fue pastor en varias iglesias prominentes, incluyendo la Regents Park Chapel en Londres y la Christ Church en Lambeth. Su influencia no se limitó únicamente al púlpito, sino que se extendió a través de sus numerosos escritos devocionales, en los que abordaba temas como la vida cristiana, la santificación, la oración y la comunión con Dios.
Entre sus obras más conocidas se encuentran El secreto de la vida guiada por Dios, El secreto de la paz, En las alturas con Dios y Josué y la tierra prometida, libros que han servido de inspiración a generaciones de creyentes.
Además de su labor como predicador y escritor, Meyer desempeñó un papel activo en diversos movimientos cristianos y sociales de su tiempo. Fue un ferviente promotor del avivamiento espiritual y trabajó junto a figuras destacadas como D. L. Moody, con quien compartía la visión de una evangelización ferviente y un cristianismo práctico.
También apoyó activamente causas como la lucha contra la pobreza, el bienestar de los marginados y el desarrollo de programas educativos cristianos.
La vida y el ministerio de F. B. Meyer ejemplificaron la dedicación a la enseñanza de la Palabra de Dios y al servicio del prójimo.
Su último sermón en Londres, aquel 10 de febrero de 1929, marcó el cierre de una trayectoria de fidelidad y amor por Cristo.
Aunque su voz se apagó en la tierra poco después, sus escritos y enseñanzas continúan edificando y animando a creyentes de diversas generaciones.
Su vida nos recuerda que el verdadero impacto de un siervo de Dios no se mide solo en los años de ministerio, sino en la profundidad y el alcance de la verdad bíblica que proclama y vive.
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