John y Charles Wesley; zarparon

El 14 de octubre de 1735 (Historia Moderna), John y Charles Wesley, figuras prominentes en la historia del cristianismo y fundadores del movimiento metodista, zarparon hacia la colonia de Georgia en América a bordo del barco Simmonds. Este viaje marcaría un momento crucial en sus vidas y en el desarrollo de su ministerio, y fue un hito importante para el cristianismo en el mundo angloparlante.

John y Charles Wesley eran hijos de Samuel Wesley, un pastor anglicano, y Susanna Wesley, una mujer devota que tuvo una gran influencia en la formación espiritual de sus hijos. Ambos hermanos estudiaron en la Universidad de Oxford, donde John se convirtió en líder del “Holy Club”, un grupo de estudiantes que buscaban vivir vidas santas y disciplinadas, dedicadas a la oración, el estudio de las Escrituras y las obras de caridad.

Ese grupo se conocía despectivamente como “metodistas” debido a su estilo de vida meticuloso y metódico, un término que más tarde adoptarían y convertirían en una identidad religiosa.

El viaje a Georgia surgió por una invitación del General James Oglethorpe, quien estaba fundando una colonia para deudores y personas marginadas en Georgia. Oglethorpe solicitó a los Wesley que fueran a la colonia como misioneros para predicar a los colonos británicos y evangelizar a los nativos americanos.

Esta misión se presentó como una oportunidad para llevar el evangelio a tierras extranjeras, pero también como una manera para que los hermanos Wesley buscaran una experiencia más profunda y significativa de la fe cristiana.

En su diario, John Wesley expresa que una de las principales razones para el viaje era “salvar sus almas y vivir completamente para la gloria de Dios”. Esto refleja la lucha espiritual que Wesley experimentaba en ese momento.

Aunque era un sacerdote ordenado y un hombre muy devoto, Wesley sentía una insatisfacción profunda en su vida espiritual. Él anhelaba una relación más auténtica y poderosa con Dios, una que no se basara únicamente en el ritual y el deber, sino en una experiencia viva y transformadora del Espíritu Santo.

Wesley esperaba que al alejarse de su entorno familiar y cultural en Inglaterra, pudiera encontrarse con Dios de una manera nueva. Creía que su dedicación a esta misión y su vida de sacrificio en una tierra extraña podrían llevarle a una mayor santidad y a un sentido más profundo de propósito. Esta perspectiva refleja la influencia de la teología de la santificación, que buscaba una vida entregada y consagrada a Dios.

Sin embargo, durante el viaje y tras su llegada a Georgia, John Wesley se enfrentó a una realidad que le sacudió profundamente: se dio cuenta de que, a pesar de sus esfuerzos y su disciplina espiritual, se sentía espiritualmente impotente.

En sus diarios y cartas de esta época, se observa una profunda crisis de fe. Wesley experimentaba una falta de seguridad en su salvación y una ausencia de la paz y gozo que esperaba encontrar en su misión.

Durante el viaje en el Simmonds, Wesley se sintió particularmente impactado al observar la fe de un grupo de misioneros moravos que también viajaban en el barco. En medio de una tormenta peligrosa, estos misioneros mostraban una calma y confianza en Dios que Wesley no poseía.

Esto lo llevó a cuestionar la solidez de su propia fe. Los moravos, con su sencilla pero profunda piedad, se convirtieron en un ejemplo que contrastaba con la vacilación y el miedo que Wesley experimentaba.

Una vez en Georgia, Wesley se enfrentó a múltiples desafíos. Encontró dificultades en su ministerio entre los colonos, muchos de los cuales no respondieron favorablemente a su predicación y enfoque disciplinado.

Además, su intento de evangelizar a los nativos americanos no progresó como él esperaba. En lugar de encontrar satisfacción y crecimiento espiritual, Wesley experimentó frustración y desilusión.

Este período de crisis espiritual culminaría en un momento crucial para Wesley al regresar a Inglaterra. De vuelta en Londres, en 1738, asistiría a una reunión en Aldersgate Street, donde tuvo lo que describiría como una “experiencia de corazón ardiente”.

Durante esta reunión, escuchó la lectura de una introducción de Lutero a la Epístola a los Romanos, y sintió que su corazón fue “extrañamente calentado”. Este evento marcó un punto de inflexión en su vida, ya que, según él, experimentó una verdadera conversión y una certeza de la salvación por gracia a través de la fe en Jesucristo.

El viaje a Georgia, aunque fue un momento de desilusión y aparente fracaso, desempeñó un papel clave en la transformación espiritual de Wesley. Le mostró que, a pesar de su fervor religioso y disciplina, carecía de una relación auténtica con Dios basada en la gracia.

Esto sentó las bases para el mensaje central de su ministerio posterior, que subrayaría la importancia de la gracia, la fe viva y la experiencia personal de la salvación.

La experiencia de John Wesley en Georgia y su crisis de fe contribuyeron significativamente a la teología metodista. La experiencia de Wesley resalta la importancia de la regeneración y la santificación, y el papel de la gracia en la vida cristiana.

Tras su “experiencia de corazón ardiente”, Wesley se dedicó a predicar la salvación por fe y el poder transformador del Espíritu Santo, lo cual se convertiría en el núcleo de la predicación metodista.

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En conclusión, el viaje de John y Charles Wesley a Georgia en 1735 fue un momento de prueba y revelación espiritual.

La aspiración de vivir completamente para la gloria de Dios y de encontrar una relación más profunda con Él llevó a John Wesley a una crisis que, en última instancia, transformó su vida y marcó el inicio de un movimiento que impactaría el cristianismo angloparlante en los siglos venideros.

Este viaje, aunque lleno de desafíos, contribuyó a que Wesley se diera cuenta de su impotencia espiritual, y a su posterior dependencia en la gracia de Dios como el fundamento de su fe y ministerio.

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