Evangelización, Mateo 28:19

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.” Mateo 28:19 (RVR1960)

¿Qué tiene que ver predicar el Evangelio con las finanzas? La predicación del Evangelio, según nuestro Señor Jesucristo, abarca toda nuestra vida, incluyendo la forma en que manejamos las riquezas que son del Señor. Somos administradores de lo que Dios nos ha confiado, y nuestras acciones financieras reflejan nuestra fe y testimonio.

Cuando estamos endeudados o manejamos irresponsablemente los bienes del Señor, podemos obstaculizar la predicación íntegra del Evangelio, ya que no mostramos una vida transformada por sus principios.

En griego, la palabra «id» es πορευθέντες (poreuthentes), que implica acción y movimiento. Este mandato resalta nuestra responsabilidad como siervos de Cristo de ser activos en la misión de compartir el mensaje del Señor.

Un principio de mayordomía bíblica relacionado con esto es la diligencia y el uso sabio de los recursos que Dios nos ha dado para avanzar en su reino. Proverbios 21:5 dice: “Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.” Debemos ser diligentes en el uso de las riquezas del Señor para que su obra se expanda.

La palabra «haced» en griego es μαθητεύσατε (mathēteusate), que se refiere a la acción de hacer discípulos. Esto implica enseñar y guiar a otros en los caminos del Señor Jesucristo. Como ministros del Señor, debemos enseñar no solo con palabras, sino con nuestras acciones, incluyendo cómo manejamos las finanzas.

Lucas 16:10 dice: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.” Al ser fieles con las riquezas del Señor, modelamos integridad y fidelidad, atrayendo a otros a una relación más profunda con Él.

La palabra «discípulos» en griego es μαθητάς (mathētas), que significa estudiantes o seguidores. Nuestra vida debe ser un ejemplo para aquellos que nos observan, mostrando cómo los siervos de Cristo administran sabiamente lo que es del Señor.

Un principio de mayordomía es que al crecer en el conocimiento y obediencia a nuestro Señor Jesucristo, también crecemos en nuestra habilidad de administrar las finanzas según sus enseñanzas. 1ª Corintios 4:2 dice: “Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.

Nuestra fidelidad como administradores se refleja en la forma en que manejamos las riquezas de Dios.

La palabra «naciones» en griego es ἔθνη (ethnē), que significa grupos étnicos o pueblos. Como administradores del Señor Jesucristo, somos llamados a usar las riquezas del Señor para llevar el mensaje de salvación a todas las naciones.

Esto implica no solo la predicación, sino también el apoyo financiero a la obra misionera y el cuidado de las necesidades de los demás. Hechos 20:35 nos recuerda: “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.

Al dar generosamente de los recursos del Señor, participamos en la expansión del reino de Dios entre todas las naciones.

Un buen administrador del Señor Jesucristo que maneja fielmente las riquezas del Señor es aquel que vive dentro de sus posibilidades, evita las deudas innecesarias, y contribuye generosamente a la obra del Señor. Este tipo de administración no solo honra a Dios, sino que también sirve como un testimonio vivo del Evangelio.

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La predicación del Evangelio abarca todos los aspectos de nuestra vida, incluyendo la administración de las finanzas del Señor. La acción de ir (πορευθέντες) nos llama a ser diligentes, el mandato de hacer (μαθητεύσατε) discípulos nos enseña a ser fieles, el ser discípulos (μαθητάς) nos desafía a modelar integridad, y el llamado a las naciones (ἔθνη) nos impulsa a ser generosos. Al vivir los principios, reflejamos nuestra fe y promovemos el reino de nuestro Señor Jesucristo.

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