Reverdecer como Ramas, Proverbios 11:28

«El que confía en sus riquezas caerá; mas los justos reverdecerán como ramas.» Proverbios 11:28.

Este versículo bíblico nos presenta un principio fundamental en la mayordomía financiera: la futilidad de confiar en las riquezas materiales y la bendición que recae sobre aquellos que son justos y viven conforme a la voluntad de Dios.

Al analizar cada palabra clave en su idioma original, podemos descubrir principios profundos que deben guiar nuestras vidas como siervos de Cristo en la administración de los bienes que Dios nos ha confiado.

La palabra «confía» en hebreo es בּוֹטֵחַ (boteaj), que implica la idea de poner seguridad, esperanza o confianza plena en algo. Aquí, el proverbio nos advierte contra la tendencia de poner nuestra confianza en las riquezas materiales.

Como administradores de los recursos del Señor, debemos recordar que toda nuestra seguridad debe estar en Jesucristo, quien es la fuente de todas las riquezas.

Colocar nuestra confianza en los bienes terrenales es un acto de insensatez que inevitablemente llevará a la caída.

El término «riquezas» (עֹשֶׁר, osher) se refiere a la abundancia material, que, aunque puede parecer un fundamento sólido, es inherentemente frágil e inestable.

Este versículo nos enseña que las riquezas no tienen la capacidad de sostenernos ni de asegurar nuestro futuro. Aquellos que confían en sus riquezas están destinados a «caer» (יִפֹּל, yippol), que significa tropezar, derrumbarse o sucumbir.

Este colapso puede ser tanto físico como espiritual, reflejando la insuficiencia de las riquezas para proporcionar verdadera seguridad o paz.

En contraste, los «justos» (צַדִּיקִים, tzaddikim) son aquellos que viven en rectitud y obediencia a Dios. La promesa para ellos es que «reverdecerán» (יִפְרָחוּ, yifrachu), una palabra que en hebreo evoca la imagen de florecer o prosperar, como «ramas» (כַּעֲנָף, ka’anaf), que representan la vitalidad y el crecimiento constante.

Aquí se nos asegura que los justos, aquellos que ponen su confianza en Dios y no en las riquezas, experimentarán una prosperidad verdadera y duradera que viene de la mano del Señor.

Un versículo adicional que refuerza este principio es Jeremías 17:7-8: «Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.»

Este pasaje complementa Proverbios 11:28 al enfatizar la bendición y la estabilidad que vienen de confiar en Dios en lugar de en las riquezas terrenales.

Imaginemos a un ministro que enfrenta la tentación de invertir en un proyecto que promete grandes ganancias, pero que implicaría comprometer sus principios cristianos.

En lugar de seguir ese camino, decide confiar en el Señor y rechaza la oportunidad. Con el tiempo, este siervo de Dios ve cómo su obediencia y confianza en Dios resultan en bendiciones que van más allá de las riquezas materiales, prosperando en paz, gozo, y satisfacción espiritual.

Este ejemplo práctico muestra cómo la verdadera seguridad y prosperidad se encuentran en vivir conforme a la justicia de Dios, no en la acumulación de riquezas.

También le interesaría:

En resumen, este versículo nos enseña que nuestra confianza no debe estar en las riquezas que Dios nos ha confiado, sino en Él mismo, quien es el verdadero sustento de nuestras vidas. Como mayordomos de Sus bienes, debemos recordar que la verdadera prosperidad viene de vivir en justicia y obediencia a Su voluntad. Al aplicar estos principios en nuestra vida diaria, podemos manejar nuestras finanzas de una manera que honra a Dios y nos coloca en la posición de recibir Su bendición duradera, reverdeciendo como ramas en Su viña, floreciendo bajo Su cuidado soberano.

Comparte en tus redes


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *