No Según Nuestro Diseño, Éxodo 25:40

«Mira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte.» Éxodo 25:40.

Este versículo, aunque originalmente dado en el contexto de la construcción del tabernáculo, contiene un principio poderoso que se aplica también a la mayordomía financiera. Dios instruyó a Moisés a seguir cuidadosamente el modelo divino revelado en el monte Sinaí, y de la misma manera, nosotros, como administradores de los recursos del Señor, debemos seguir el modelo que Dios nos ha mostrado en Su Palabra al manejar nuestras finanzas y recursos.

La palabra «mira» en hebreo es רְאֵה (re’eh), que no solo implica la acción de ver, sino también la de percibir con atención y comprensión. Como siervos de Cristo, estamos llamados a observar atentamente los principios financieros que Dios nos ha dado, entendiendo que no manejamos nuestros propios recursos, sino los Suyos.

Cada decisión financiera que tomamos debe estar guiada por una profunda comprensión de la voluntad de Dios y de los principios que Él ha establecido.

La palabra «hazlos» (עֲשֵׂה, aseh) subraya la importancia de la acción. No es suficiente solo entender o conocer los principios de Dios; debemos ponerlos en práctica en nuestra vida diaria.

Como mayordomos fieles, es nuestro deber aplicar lo que hemos aprendido, haciendo uso de los recursos que Dios nos ha confiado de manera que refleje Su carácter y Su propósito.

El término «conforme» (כְּתַבְנִיתָם, ketavnitam) se refiere a la necesidad de seguir un patrón o modelo específico. En el contexto de nuestras finanzas, esto significa que debemos alinear nuestras decisiones y acciones financieras con los principios y valores que Dios ha revelado en Su Palabra.

No estamos libres para actuar según nuestros propios deseos o según los modelos del mundo, sino que debemos conformarnos a la sabiduría divina, reconociendo que todo lo que poseemos pertenece al Señor.

«Modelo» (תַּבְנִית, tavnit) se refiere a un plan o diseño detallado. Dios ha establecido un diseño claro para la administración de las riquezas y los bienes, que incluye la generosidad, la integridad, y el uso sabio de los recursos.

Nuestro Señor Jesucristo, quien es la fuente de todas las riquezas, nos ha dado un ejemplo perfecto de cómo vivir conforme a este modelo, y es nuestro privilegio y responsabilidad seguir Su ejemplo en todo lo que hacemos.

La palabra «mostrado» (הֶרְאָה, her’ah) implica que este modelo no es inventado por nosotros, sino revelado por Dios. Como ministros de los bienes del Señor, debemos estar atentos a Su revelación y a la guía del Espíritu Santo, asegurándonos de que nuestras acciones reflejen Su voluntad.

Finalmente, «monte» (הָהָר, hahar) simboliza el lugar de encuentro con Dios, donde recibimos Su dirección y sabiduría. Es en la comunión con Dios, a través de la oración y la meditación en Su Palabra, donde encontramos la orientación necesaria para manejar los recursos que Él ha puesto en nuestras manos.

Un versículo adicional que refuerza este principio es Proverbios 3:5-6: «Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.» Este pasaje nos recuerda que al confiar en el Señor y seguir Su modelo, nuestras decisiones financieras estarán alineadas con Su voluntad, y Él dirigirá nuestros pasos hacia la verdadera prosperidad.

Imaginemos a un administrador que está planificando el presupuesto de su hogar o negocio.

En lugar de seguir las tendencias del mercado o simplemente hacer lo que le parece más conveniente, decide primero buscar la guía de Dios en oración, estudiar los principios bíblicos sobre el manejo de los recursos y luego elaborar su plan conforme a ese modelo divino.

Al hacerlo, demuestra su confianza en el Señor y su compromiso de ser un mayordomo fiel, aplicando los principios de Dios en cada decisión financiera.

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En resumen, este versículo nos enseña que nuestras finanzas y recursos deben ser manejados «conforme al modelo» que Dios nos ha mostrado en Su Palabra.

Como siervos de Cristo, es nuestra responsabilidad observar atentamente estos principios y ponerlos en práctica, sabiendo que al hacerlo, honramos a Dios y reflejamos Su carácter en nuestra vida diaria.

Al aplicar estos principios en nuestras finanzas, no solo aseguramos una administración fiel de los bienes del Señor, sino que también experimentamos Su bendición y dirección en todas nuestras decisiones.

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