Solicitud hasta el Fin, Hebreos 6:11

“Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza,” Hebreos 6:11 (RVR1960)

Este versículo refleja un anhelo profundo por la perseverancia y la fidelidad en la vida cristiana, algo que es igualmente aplicable a nuestra mayordomía financiera.

La palabra «deseamos» en griego es ἐπιθυμοῦμεν (epithymoumen), que implica un deseo intenso o un anhelo ferviente. Este deseo no es solo por la salvación de nuestras almas, sino también por la manera en que manejamos los bienes del Señor, deseando que cada uno de nosotros sea un administrador diligente y fiel de los recursos que Él nos ha confiado.

La palabra «muestre» (δείκνυμι, deiknymi) en este contexto sugiere manifestar o demostrar algo de manera evidente. Como siervos de Cristo, estamos llamados a manifestar con claridad nuestro compromiso en todas las áreas de nuestra vida, incluyendo la gestión financiera.

La «solicitud» (σπουδή, spoudē) se refiere a la diligencia y la seriedad con la que debemos llevar a cabo nuestras responsabilidades. Como mayordomos de las riquezas del Señor, debemos ser diligentes en cómo administramos lo que no es nuestro, sino de Él.

El término «hasta el fin» (τέλος, telos) nos señala la importancia de la perseverancia. No se trata solo de comenzar bien, sino de continuar con la misma intensidad y compromiso hasta que el Señor nos llame a su presencia.

Este principio de constancia es vital en nuestras finanzas, asegurándonos de que nuestras decisiones reflejen la plena confianza en que el Señor es la fuente de toda provisión.

Cuando el versículo habla de «plena certeza» (πληροφορία, plērophoria), nos remite a una convicción absoluta y segura. Esto nos enseña que como ministros de Cristo, debemos manejar las finanzas con la seguridad de que nuestras acciones están alineadas con la voluntad de Dios.

La «esperanza» (ἐλπίς, elpis) mencionada aquí no es una simple expectativa, sino una certeza fundamentada en las promesas de Dios, que nos sostiene y guía en la mayordomía fiel de Su riqueza.

Para reforzar este principio, Santiago 1:4 nos dice: «Y la paciencia tenga su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada.»

Así como la paciencia y la perseverancia nos llevan a la madurez espiritual, lo mismo ocurre en nuestra administración financiera. Somos llamados a manejar lo que el Señor nos ha encomendado con sabiduría, paciencia y constancia, confiando en que Él es quien provee todo.

Un ejemplo práctico de estos principios podría ser cómo manejamos nuestros ingresos y ahorros a lo largo de los años. Supongamos que un siervo de Cristo recibe un aumento salarial. En lugar de aumentar automáticamente su nivel de vida, puede decidir seguir ahorrando y aumentando su generosidad, reconociendo que este dinero no es suyo, sino del Señor. Al hacerlo, muestra diligencia, perseverancia y una plena certeza de que el Señor cuidará del dinero, tanto ahora como en el futuro.

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En resumen, estos principios nos enseñan a manejar nuestras finanzas con la convicción de que son del Señor, no nuestras.

La diligencia, la perseverancia y la confianza plena en la provisión de Dios deben guiar nuestras decisiones financieras.

Al aplicar estos principios en la vida diaria, honramos a Dios como Sus administradores fieles, asegurándonos de que nuestras finanzas reflejen la sabiduría y la generosidad de nuestro Señor Jesucristo.

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