En los debates sobre el diezmo bíblico, no faltan personas que lanzan preguntas o argumentos con el fin de desacreditar la enseñanza bíblica, especialmente cuando no están dispuestas a abandonar una doctrina que les conviene económicamente.
Lamentablemente, algunos recurren a cualquier excusa para seguir promoviendo una práctica que ya no tiene base en el Nuevo Testamento.
Preguntas comunes en este tipo de debate
Suelen aparecer interrogantes como estas:
— “¿Cómo puedes demostrar que la Biblia no enseña lo que decimos sobre el diezmo?”
— “¿Cómo pruebas que el Nuevo Testamento no manda diezmar?”
— “¿Qué haces cuando alguien dice que diezmar es obligatorio y te toca a ti probar que no lo es?”
— “¿Cómo puedes responder si no hay un versículo que diga claramente: ‘no hay que diezmar’?”
Todas estas preguntas exigen que alguien demuestre que la Biblia no dice algo, aunque tampoco haya pruebas claras de que sí lo diga. Esto presenta un problema lógico importante.
¿Se puede demostrar que un texto no dice algo? Esta clase de exigencia plantea un reto conocido como “probar un negativo”, algo que en lógica se considera injusto y, en muchos casos, imposible. Para responder con claridad, necesitamos apoyarnos en principios básicos de argumentación.
Principios lógicos básicos para responder
1. La carga de la prueba. En lógica y en derecho, quien hace una afirmación es quien debe probarla. No se le puede exigir a otro que demuestre que algo no es cierto, si quien lo afirma no ha demostrado que sí lo es.
Si alguien dice: “El Nuevo Testamento ordena a los cristianos diezmar”, esa persona debe presentar evidencia bíblica clara. No tiene sentido que tú tengas que demostrar lo contrario si no hay pruebas de esa afirmación.
2. La falacia de asumir lo que se quiere probar. Este error ocurre cuando se da por hecho lo que justamente se pretende demostrar. Por ejemplo: “El Nuevo Testamento manda a diezmar. Si crees que no, pruébame que no lo dice.”
Este razonamiento es circular. Se está partiendo del supuesto de que el NT enseña el diezmo, sin haberlo probado, y luego se exige que se niegue esa afirmación sin fundamento.
3. La falacia de apelación a la ignorancia. Este error lógico ocurre cuando alguien dice: “Como no puedes probar que el NT no ordena diezmar, entonces sí lo ordena.”
Eso no es válido. La falta de evidencia no equivale a evidencia a favor. Si un texto no menciona algo, no podemos asumir automáticamente que lo afirma.
Estrategia para estructurar una buena respuesta
1. Aclara qué se está discutiendo. Antes de responder, identifica con precisión la afirmación. ¿La otra persona está diciendo que el NT manda diezmar? Esa es una afirmación positiva. Entonces, la carga de la prueba le pertenece.
2. Indica quién debe probar qué. Con respeto, señala que si alguien asegura que el NT enseña el diezmo, debe mostrar los textos que lo demuestren. Puedes decir: “¿En qué parte del Nuevo Testamento aparece ese mandato? Revisémoslo juntos.”
3. Examina el texto y busca evidencia… o su ausencia. Lee con atención el NT. Verás que no hay mandamiento alguno que ordene a los cristianos diezmar como en la ley de Moisés. Eso ya es una respuesta fuerte.
Puedes decir: “He leído el NT y no encuentro ninguna orden de diezmar dirigida a la iglesia o a los creyentes en general.”
Sin embargo, ten presente que la ausencia de mención no siempre es prueba absoluta. Pero si lo que se discute es algo importante como una obligación universal, esperaríamos verlo claramente enseñado, y no es el caso.
4. No permitas que te carguen con una prueba que no te corresponde. Si te dicen: “Bueno, entonces pruébame que el NT no lo prohíbe”, están cayendo en una falacia. No se puede asumir una obligación simplemente porque no se menciona lo contrario. No se enseña por silencio.
Muchos temas no aparecen en el NT ni como orden ni como prohibición, y no por eso deducimos que son obligatorios. Sería como decir: “Como el NT no dice que no debamos ayunar los miércoles, entonces debemos hacerlo.”
Eso no es razonable.
5. Usa el contexto y otros argumentos teológicos. Aunque no haya un versículo que diga “el diezmo ya no es obligatorio”, hay muchas razones bíblicas para entender que el Nuevo Testamento enseña otra forma de dar:
• En Hechos 15, el concilio de Jerusalén no impuso el diezmo a los creyentes gentiles.
• El diezmo en el Antiguo Testamento sostenía el templo y a los levitas; ambos dejaron de funcionar igual en el Nuevo Pacto.
• Jesucristo es ahora nuestro Sumo Sacerdote, y todos los creyentes forman un sacerdocio real.
• Las epístolas enseñan que cada uno debe dar según ha propuesto en su corazón, no por obligación (2ª Corintios 9:7).
Conclusión clara y bíblica. Después de analizar todo esto, puedes responder con firmeza: “No existe ningún mandato en el Nuevo Testamento que ordene a los cristianos diezmar. Quien diga lo contrario debe demostrarlo con un texto claro. Lo que sí enseña el NT es dar con libertad, generosidad y según cada uno decida, no bajo imposición. Por lo tanto, no hay base para exigir el diezmo como una ley para la iglesia hoy.”
En resumen. No estás obligado a probar un negativo.
Quien afirma que el NT ordena diezmar debe probarlo con la Biblia.
El contexto del NT muestra una forma distinta de dar: libre, voluntaria y generosa.
La lógica y la Escritura te respaldan si dices: “El Nuevo Testamento no ordena el diezmo como una obligación para los cristianos.”
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