Dios Da, Él Retira, Job 1:21

«Y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.» Job 1:21

En Job 1:21, encontramos una profunda declaración de fe y reconocimiento de la soberanía de Dios pues este versículo nos enseña importantes lecciones sobre la mayordomía financiera.

La palabra «desnudo» proviene del hebreo «עָרֹם» (arom), que indica estar desprovisto de posesiones materiales. Como siervos de Jesucristo, debemos recordar que llegamos a este mundo sin nada, y todo lo que poseemos es una encomienda del Señor.

Esta perspectiva nos invita a ver las riquezas y bienes como recursos temporales que administramos en nombre del Señor, buscando honrarlo en todo momento.

La palabra «salí» se traduce del hebreo «יָצָא» (yatsa), que implica un movimiento de transición o partida. En el contexto de nuestras vidas como administradores de las riquezas de Dios, esto sugiere que debemos vivir con un sentido de propósito y dirección, siempre listos para seguir la guía del Señor en cómo utilizar los recursos que nos ha confiado.

Como ministros de Su gracia, debemos estar atentos a cómo nuestras decisiones financieras pueden impactar positivamente en Su reino. En Lucas 16:10, Jesús enseña que «el que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel,» un recordatorio de que nuestra fidelidad en las pequeñas decisiones refleja nuestra lealtad al Señor en asuntos mayores.

El «vientre» (hebreo «בֶּטֶן» – beten) es una metáfora de nuestra llegada al mundo y, por extensión, de la fuente de todo lo que tenemos. Reconocer que cada bien viene del Señor nos ayuda a ser mayordomos responsables, utilizando Sus recursos para Su gloria.

Como administradores, debemos ser sabios en el ahorro, la inversión y el uso de los bienes del Señor, asegurando que reflejen Su amor y generosidad.

El versículo también dice «Jehová dio, y Jehová quitó,» lo que nos recuerda que el Señor es soberano sobre nuestras posesiones. La palabra «dio» en hebreo es «נָתַן» (natan), que denota un acto de entrega generosa, mientras que «quitó» se traduce como «לָקַח» (laqach), que implica un acto de retirada o recuperación.

Un ejemplo práctico de estos principios es la práctica de dar regularmente a la obra del Señor. Al establecer un porcentaje de nuestros ingresos para dar a la iglesia o a causas benéficas dentro de nuestras denominación o vecinas, estamos reconociendo que todo lo que poseemos es del Señor y debe ser utilizado para avanzar Su reino. Esta práctica no solo honra al Señor, sino que también nos enseña a depender de Su provisión y a vivir con gratitud y generosidad.

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En resumen, al aplicar estos principios bíblicos en nuestra vida diaria, podemos manejar nuestras finanzas de una manera que honre a Dios y refleje nuestra identidad como mayordomos de Sus riquezas.

Recordemos siempre que todo lo que tenemos viene de Él y que nuestra responsabilidad es usarlo sabiamente para glorificar Su nombre y avanzar Su propósito en la tierra.

Al vivir con esta perspectiva, experimentamos la paz y el propósito que vienen de servir fielmente a nuestro Señor Jesucristo.

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