El Ministerio Charles H. Spurgeon; Cristiano una Obra Divina

Charles H. Spurgeon, conocido como “el príncipe de los predicadores”, expresó esta afirmación para subrayar una profunda verdad espiritual: “El ministerio cristiano es una obra que, en su esencia, está más allá de las capacidades humanas.” Al decir que el trabajo que hacemos es absolutamente imposible, Spurgeon reconocía que llevar a cabo el ministerio, es decir, predicar el Evangelio, transformar corazones y glorificar a Dios en un mundo caído, no es algo que pueda lograrse con habilidades humanas, estrategias terrenales o esfuerzos propios. Es una tarea que solo puede realizarse mediante el poder de Dios.

Razones de esta imposibilidad humana.

La incapacidad humana para cambiar corazones: Solo el Espíritu Santo puede regenerar el corazón del hombre (Juan 3:5-8). Por más elocuente, sabio o esforzado que sea el predicador, es imposible que convenza espiritualmente a alguien por sus propias fuerzas. Como siervos de Cristo, solo somos instrumentos; la obra real es del Señor.

La oposición Espiritual: El ministerio no solo enfrenta la resistencia del pecado y la incredulidad humana, sino también la oposición directa de las fuerzas espirituales malignas (Efesios 6:12). Superar esta oposición requiere depender completamente de Dios y Su armadura espiritual.

La Magnitud del Llamado: El ministerio no es solo comunicar información; es representar a Cristo, reflejar Su carácter y llevar a cabo Su obra de reconciliación en un mundo que, por naturaleza, está en enemistad con Dios (2ª Corintios 5:18-20). Esta tarea trasciende cualquier capacidad humana.

La fragilidad del Siervo: Incluso quienes sirven a Dios son débiles y están sujetos a sus propias luchas contra el pecado, el desgaste físico y emocional, y las tentaciones. Sin la fortaleza de Cristo, caerían rápidamente (2ª Corintios 12:9).

El poder de Dios en lo imposible. Spurgeon no se detendría en la imposibilidad, sino que apuntaría hacia el único que hace posible el ministerio: Jesucristo. El ministerio cristiano es imposible para el hombre, pero absolutamente posible para Dios (Mateo 19:26). 

Ese principio nos recuerda que nuestra dependencia total debe estar en Él. Cuando reconocemos nuestra insuficiencia, abrimos el camino para que Su poder se perfeccione en nuestra debilidad (2ª Corintios 12:9-10).

Aplicación práctica. Este entendimiento debe llevarnos a:

Orar constantemente: Reconocer que somos completamente dependientes de Dios nos impulsa a buscar Su guía y poder en oración antes de cada tarea ministerial.

Confiar en la Palabra y el Espíritu: No dependemos de métodos humanos, sino de la verdad de la Escritura y la obra del Espíritu Santo y,

Descansar en Su suficiencia: Aunque somos llamados a trabajar diligentemente, debemos recordar que el resultado final depende de Dios, no de nosotros.

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En resumen, Spurgeon nos recuerda que el ministerio no es un esfuerzo humano, sino una obra divina en la que nosotros, como siervos, somos simples instrumentos. 

Lo imposible para el hombre es posible para Dios, y esto debe llenarnos de humildad, dependencia y fe en Aquel que nos ha llamado y capacita para Su obra.

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