Killing Times

El 23 de enero de 1685 (Historia Moderna), fueron asesinados seis mártires mencionados en el monolito; se inscribe en el contexto de las tensiones religiosas y políticas que marcaron la Escocia del siglo XVII, particularmente durante el periodo conocido como las Persecuciones de los Covenanters o “Killing Times”. Estas persecuciones surgieron de la lucha por el derecho a la libertad de culto y la independencia eclesiástica frente al control monárquico, un conflicto que se centró en el movimiento Covenanter y su adherencia a los pactos religiosos de la Reforma Escocesa.

Contexto histórico: la Reforma y los Pactos. El movimiento de los Covenanters surgió en el siglo XVII cuando Escocia adoptó la Reforma protestante y se estableció la Iglesia Presbiteriana, regida por un sistema eclesiástico sin obispos y liderada por ancianos (presbíteros). Sin embargo, los reyes de la dinastía Estuardo, como Carlos I y Carlos II, intentaron imponer el anglicanismo en Escocia, incluyendo un sistema episcopal y el uso del Book of Common Prayer. Esto fue visto por muchos escoceses como una violación de su derecho a la libertad religiosa y una intrusión en los principios presbiterianos.

En respuesta, los Covenanters firmaron en 1638 el Pacto Nacional (National Covenant) y, posteriormente, la Liga y Alianza Solemne (Solemn League and Covenant) en 1643. Estos documentos reafirmaron el compromiso de los escoceses con la Reforma protestante y su rechazo a las imposiciones religiosas de la monarquía. Para los Covenanters, estos pactos no solo tenían un carácter político, sino también espiritual: representaban un juramento solemne a Dios.

Las “Killing Times” y la represión. Tras la restauración de la monarquía en 1660 con Carlos II, se inició una violenta represión contra los Covenanters. Carlos II y su sucesor, Jacobo VII (Jacobo II de Inglaterra), buscaron restaurar la autoridad real sobre la Iglesia en Escocia mediante el establecimiento de la Iglesia episcopal. Esto incluía la prohibición de las reuniones religiosas presbiterianas no autorizadas, conocidas como conventicles, y la imposición de severos castigos para aquellos que las apoyaran.

Durante las décadas de 1670 y 1680, los Covenanters enfrentaron una persecución brutal. Las tropas reales, bajo el mando de oficiales como el Coronel James Douglas, llevaban a cabo redadas en busca de Covenanters. Los que eran capturados participando en reuniones clandestinas o negándose a reconocer la autoridad episcopal eran sometidos a juicios sumarios y, a menudo, ejecutados en el acto. Esto convirtió a muchos de ellos en mártires de la fe reformada.

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El asesinato en Whithorn. El monolito conmemora a seis hombres —James y Robert Duns, Thomas y John Stevensons, James McClive y Andrew McCall— quienes fueron asesinados el 23 de enero de 1685 mientras oraban en una casa en Whithorn, Escocia. Fueron sorprendidos por tropas lideradas por el coronel Douglas, el teniente Livingston y el corneta James Douglas. Según la inscripción, los hombres fueron asesinados de manera “impía y cruel” debido a su fidelidad a los Pactos Nacional y Solemne.

Este acto refleja las tácticas despiadadas utilizadas contra los Covenanters: las tropas reales no solo buscaban desmantelar las reuniones clandestinas, sino también aterrorizar a las comunidades que resistían la autoridad real. La persecución no se limitaba a los líderes del movimiento, sino que se extendía a cualquier persona que practicara su fe de manera no autorizada.

El significado de los mártires. La inscripción en el monolito resalta que estos hombres murieron “por su adhesión a los Pactos de Reforma de Escocia”. Esto subraya la dimensión teológica de su sacrificio: no se trataba simplemente de un acto de rebelión política, sino de un compromiso inquebrantable con lo que consideraban la verdadera adoración a Cristo según las Escrituras. Para los Covenanters, traicionar los pactos era equivalente a traicionar a Dios mismo.

Estos mártires fueron recordados como ejemplos de fidelidad y valentía en medio de la opresión. La memoria de su sacrificio fue preservada por comunidades presbiterianas que continuaron celebrando su legado incluso después de que las persecuciones terminaron con la Revolución Gloriosa de 1688, que trajo mayor libertad religiosa a Escocia.

Restauración del memorial. El monolito fue erigido en 1827 mediante contribuciones de una congregación local liderada por el reverendo Gavin Rowat. Esto muestra cómo, incluso más de un siglo después, los escoceses seguían honrando a los mártires Covenanters como símbolos de la resistencia espiritual y la lucha por la libertad de culto. La restauración en 1928 y la conmemoración del 15 de julio de ese año refuerzan la importancia continua de estos eventos en la memoria colectiva de la comunidad presbiteriana.

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El asesinato de estos seis hombres en 1685 no fue un hecho aislado, sino parte de un conflicto más amplio entre la autoridad estatal y la libertad religiosa en Escocia. 

Los Covenanters murieron defendiendo su derecho a adorar a Dios según su conciencia y sus convicciones reformadas, resistiendo la opresión y las imposiciones de una monarquía que buscaba controlar la religión. 

Su legado sigue siendo un recordatorio del costo del compromiso con la fe y la libertad.

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