El 8 de febrero de 1587 (Historia Moderna), María, Reina de Escocia, fue ejecutada por orden de su prima, la reina Isabel I de Inglaterra. Este acontecimiento no solo marcó el trágico final de la vida de una monarca que había pasado casi dos décadas prisionera, sino que también se convirtió en un momento clave dentro de las luchas políticas y religiosas que sacudían Europa en el siglo XVI.
Contexto histórico: la rivalidad entre Isabel I y María Estuardo. María Estuardo (Mary, Queen of Scots) nació en 1542 y ascendió al trono escocés cuando tenía apenas seis días de vida, tras la muerte de su padre, el rey Jacobo V de Escocia.
Desde temprana edad, su vida estuvo marcada por las intrigas políticas y las disputas religiosas entre católicos y protestantes.
Educada en la corte francesa, María se casó con el delfín Francisco, quien en 1559 se convirtió en rey de Francia como Francisco II. Sin embargo, su reinado fue breve, ya que él falleció en 1560, dejando a María viuda y sin un papel en la política francesa.
Al año siguiente, regresó a Escocia para asumir su reinado en un país profundamente dividido entre católicos y protestantes.
Mientras tanto, en Inglaterra, Isabel I, hija de Enrique VIII y Ana Bolena, había ascendido al trono en 1558. Como monarca protestante, Isabel enfrentó constantes desafíos a su legitimidad, ya que los católicos la consideraban ilegítima debido a la anulación del matrimonio de su padre con Catalina de Aragón.
En su lugar, muchos veían a María Estuardo como la legítima heredera del trono inglés, dado que era bisnieta de Enrique VII y, además, católica.
El conflicto entre María e Isabel. Desde su llegada a Escocia, el reinado de María estuvo plagado de controversias y conflictos internos. Se casó con su primo Enrique, Lord Darnley, un matrimonio que pronto se volvió turbulento. En 1567, tras el asesinato de Darnley, María se casó con James Hepburn, conde de Bothwell, quien era sospechoso de haber participado en el asesinato.
Este hecho provocó una gran crisis política en Escocia y llevó a su abdicación forzada en favor de su hijo, Jacobo VI.
En 1568, tras intentar recuperar el trono, María huyó a Inglaterra buscando refugio en la corte de Isabel. Sin embargo, en lugar de recibir ayuda, fue puesta bajo arresto, ya que su presencia representaba una amenaza para la estabilidad del reino inglés.
Durante casi 19 años, María vivió bajo custodia, mientras varios complots intentaban restaurarla al poder, lo que la convirtió en un problema político para Isabel.
La conspiración de Babington y la sentencia de muerte. A lo largo de su cautiverio, María fue el centro de varias conspiraciones contra Isabel. El evento decisivo ocurrió en 1586, cuando fue descubierta la Conspiración de Babington.
Un joven católico inglés, Anthony Babington, planeaba asesinar a Isabel y colocar a María en el trono. Las cartas de María, que supuestamente aprobaban el plan, fueron interceptadas por los espías de Isabel, liderados por su secretario de estado, Francis Walsingham.
Con esta prueba en su contra, María fue juzgada y declarada culpable de traición. Aunque Isabel dudó en firmar la sentencia, temiendo las repercusiones políticas, especialmente con España y Francia, finalmente cedió a la presión de su consejo y aprobó la ejecución.
La ejecución de María Estuardo. El 8 de febrero de 1587, María Estuardo fue llevada al cadalso en el castillo de Fotheringhay. Vestida con una túnica de terciopelo rojo, el color del martirio católico,
María enfrentó su muerte con gran dignidad. Antes de su ejecución, declaró su fe católica y negó haber conspirado contra Isabel.
El verdugo necesitó tres golpes de hacha para decapitarla completamente, un evento que fue visto por muchos como un acto brutal. Tras su muerte, su pequeño perro fue encontrado escondido entre sus ropas ensangrentadas, lo que añadió un elemento trágico a la escena.
Consecuencias de la ejecución. La muerte de María Estuardo tuvo profundas repercusiones políticas y religiosas:
Relaciones con España: La ejecución de una reina católica enfureció al rey Felipe II de España, quien ya tenía tensiones con Inglaterra debido a la expansión del protestantismo y el apoyo inglés a los rebeldes en los Países Bajos. Este evento fue un factor que contribuyó al intento de invasión de la Armada Invencible en 1588.
Legado en Escocia e Inglaterra: Aunque María nunca reinó en Inglaterra, su hijo Jacobo VI de Escocia eventualmente heredó el trono inglés en 1603, tras la muerte de Isabel I. Así, la dinastía Estuardo se estableció en Inglaterra bajo el reinado de Jacobo I de Inglaterra (Jacobo VI de Escocia).
El impacto religioso: La ejecución de María fue vista como un golpe contra el catolicismo en Inglaterra. Los católicos la consideraron una mártir, mientras que los protestantes la veían como una conspiradora eliminada por la seguridad del reino.
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La ejecución de María, Reina de Escocia, fue uno de los momentos más dramáticos y simbólicos de las guerras religiosas y políticas del siglo XVI.
Representó el triunfo de la causa protestante en Inglaterra y consolidó el poder de Isabel I.
Sin embargo, también dejó una sombra de controversia, ya que, aunque María había representado una amenaza real, su muerte fue vista como la ejecución de una monarca legítima.
A pesar de su trágico destino, su línea dinástica prevaleció, ya que su hijo Jacobo eventualmente uniría las coronas de Escocia e Inglaterra, cumpliendo indirectamente el sueño que María nunca pudo lograr en vida.
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