No con Nuestras Fuerzas, Zacarías‬ ‭4‬:‭6

Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.” Zacarías‬ ‭4‬:‭6‬ (RVR1960)

Este versículo, dirigido a Zorobabel, gobernador de Judá, transmite un poderoso mensaje sobre la verdadera fuente de éxito y provisión en la vida del creyente.

Aunque Zorobabel enfrentaba la enorme tarea de reconstruir el templo en Jerusalén, Dios le recordó que la victoria no sería obtenida a través de la fuerza militar (חַיִל, chayil) ni por la habilidad humana (כֹּחַ, koach), sino únicamente por el Espíritu de Dios (רוּחַ, ruach).

Este principio es fundamental para nosotros, como mayordomos de los bienes que Dios nos ha confiado, especialmente en el área de las finanzas.

La palabra «ejército» (חַיִל, chayil) en hebreo se refiere a la fuerza militar o a una gran cantidad de recursos humanos. En el contexto de la mayordomía financiera, esto nos enseña que no debemos confiar en la acumulación de riquezas o en la capacidad humana para asegurar nuestra prosperidad.

Nuestro Señor Jesucristo, quien es la fuente de todas las riquezas, nos llama a depender de Su provisión y no de nuestras propias fuerzas.

El término «fuerza» (כֹּחַ, koach) implica poder, habilidad o energía. Sin embargo, el versículo recalca que incluso las habilidades más refinadas no son suficientes para alcanzar la verdadera prosperidad.

Como administradores de los recursos de Dios, debemos recordar que nuestras capacidades son limitadas y que, sin la guía del Espíritu Santo, nuestros esfuerzos pueden ser en vano.

Santiago 1:17 nos recuerda que “toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces,” subrayando que toda bendición, incluyendo la prosperidad financiera, proviene de Dios.

La clave del versículo es «mi Espíritu» (רוּחַ, ruach), que es la fuerza vivificadora y la presencia activa de Dios. Este término enfatiza que es únicamente a través de la obra del Espíritu Santo que podemos administrar correctamente las finanzas que pertenecen al Señor.

Como sus siervos, es nuestra responsabilidad buscar constantemente la dirección del Espíritu en nuestras decisiones financieras, asegurándonos de que cada inversión, gasto y ahorro estén alineados con la voluntad de Dios.

Un ejemplo práctico de este principio es cuando una persona enfrenta una decisión financiera importante, como invertir en un negocio. Aunque posea los recursos y las habilidades necesarias, si no busca la guía del Espíritu Santo, corre el riesgo de tomar una decisión que no honre a Dios. En cambio, al depender del Espíritu, esa persona puede ser guiada a hacer una elección que no solo sea financieramente viable, sino también espiritualmente fructífera, contribuyendo al avance del Reino de Dios.

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En resumen, Zacarías 4:6 nos recuerda que la verdadera mayordomía financiera no se basa en nuestras habilidades o recursos, sino en nuestra dependencia total del Espíritu de Dios.

Al aplicar estos principios en nuestra vida diaria, podemos manejar las finanzas de manera que honre a Dios, reconociendo siempre que los bienes que administramos no son nuestros, sino del Señor.

Deuteronomio 8:18 también apoya este principio: “Acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas.” Este versículo refuerza la idea de que toda capacidad de generar riqueza viene de Dios, y como ministros de Sus recursos, debemos buscar siempre Su dirección en cada aspecto de nuestra vida financiera.

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