El 22 de febrero de 1680 (Historia Moderna), falleció en Londres a la edad de 79 años Thomas Goodwin, uno de los más influyentes predicadores congregacionalistas no conformistas de su tiempo. Nacido el 5 de octubre de 1600 en Norfolk, Inglaterra, Goodwin desempeñó un papel destacado dentro del movimiento puritano y dejó un legado teológico que perdura hasta la actualidad.
Primeros años y formación. Desde temprana edad, Goodwin mostró una inclinación por el estudio teológico y fue educado en la Universidad de Cambridge, específicamente en Christ’s College. Bajo la influencia de la tradición anglicana de su tiempo, inicialmente se alineó con la estructura establecida de la Iglesia de Inglaterra.
Sin embargo, su encuentro con las ideas reformadas y el fervor puritano lo llevaron a adoptar una postura más independiente en su fe. Eventualmente, se convirtió en un no conformista, lo que significaba que rechazaba la autoridad episcopal de la iglesia oficial y promovía una organización congregacional autónoma.
Ministerio y contribuciones durante la Guerra Civil. Goodwin se convirtió en un predicador expositivo, conocido por su profunda enseñanza bíblica y su compromiso con la pureza doctrinal.
Su ministerio lo llevó a desempeñar funciones importantes en el período de la Guerra Civil Inglesa (1642-1651), cuando los puritanos y parlamentarios luchaban contra el rey Carlos I.
Fue nombrado capellán de Oliver Cromwell, el líder puritano que encabezó el gobierno republicano tras la ejecución del monarca.
Durante este tiempo, Goodwin también ocupó el cargo de presidente del Magdalen College en Oxford, donde tuvo una fuerte influencia en la formación de futuros líderes puritanos.
Fue un teólogo profundamente comprometido con la causa reformada y participó en las discusiones sobre la reorganización de la iglesia en Inglaterra.
Participación en la Asamblea de Westminster y la Declaración de Savoy. Si bien Goodwin fue miembro clave de la Asamblea de Westminster (1643-1649), su enfoque sobre la iglesia difería del modelo presbiteriano predominante en la Asamblea.
Mientras que los presbiterianos abogaban por un gobierno eclesiástico basado en la supervisión de presbiterios y sínodos, Goodwin defendía una forma congregacionalista independiente, en la que cada congregación local tenía autonomía sin estar subordinada a una jerarquía superior.
Debido a estas diferencias, Goodwin más tarde fue una de las figuras principales en la redacción de la Declaración de Savoy (1658), que se convirtió en la confesión doctrinal de los congregacionalistas en Inglaterra.
Este documento, basado en gran medida en la Confesión de Fe de Westminster, reflejaba una visión más descentralizada de la iglesia, permitiendo la autonomía de cada congregación bajo la soberanía de Cristo.
Escritos y legado teológico. Thomas Goodwin es ampliamente reconocido por sus numerosos escritos teológicos, los cuales enfatizan la soberanía de Dios, la gracia en la salvación y la obra intercesora de Cristo en el cielo. Uno de sus libros más conocidos es “El Corazón de Cristo en el Cielo” (The Heart of Christ in Heaven), en el que describe la continua compasión y amor de Cristo hacia su pueblo desde su exaltación en el cielo. Este trabajo ha sido altamente valorado dentro de la teología reformada y sigue siendo leído en la actualidad.
Además, sus obras contienen profundos estudios sobre la unión con Cristo, la justificación por la fe y la vida espiritual del creyente. Su teología no solo fue académica, sino que también estaba dirigida a la edificación pastoral y a la vida devocional de los creyentes.
Últimos días y muerte. En sus últimos días, Goodwin mantuvo la confianza en la gracia y la soberanía de Dios. Se dice que enfrentó la muerte con una fe inquebrantable y una paz profunda.
En su lecho de muerte, pronunció las siguientes palabras: “Ah, ¿esto es morir? ¡Cuánto lo he temido como un enemigo, y ahora se me presenta como un amigo sonriente!”
Estas palabras reflejan su comprensión de la muerte no como una derrota, sino como el paso glorioso a la presencia de Cristo.
Impacto y legado. Thomas Goodwin dejó un impacto duradero en el cristianismo reformado y congregacionalista. Sus escritos continúan siendo una fuente de edificación para creyentes y pastores, y su influencia se mantiene viva en las iglesias que siguen la tradición reformada.
Su defensa de la autonomía de la iglesia local y su profundo amor por la Palabra de Dios lo convirtieron en una figura clave en la historia del puritanismo inglés.
A pesar de vivir en tiempos turbulentos, Goodwin permaneció fiel a sus convicciones y dedicó su vida a la proclamación de la verdad del evangelio. Su legado perdura en la historia de la iglesia como un testimonio de fidelidad, enseñanza sólida y confianza absoluta en la obra de Cristo.
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